Jornada continua o partida: pros y contras para alumnos y padres
La jornada partida tiene sus ventajas e inconvenientes, pero la intensiva también
No existe una respuesta única a este debate, por eso se retoma de vez en cuando
¿La jornada escolar es demasiado corta?: “Lo ideal son 7 horas en Primaria y 8 en Secundaria”
Hay debates que cada cierto tiempo regresan, tal vez porque las opiniones pueden cambiar conforme pasa el tiempo o porque la decisión final no suele ser aceptada por la mayoría, o tal vez porque nada queda escrito en piedra y de vez en cuando conviene volver a sacar ciertos temas para analizarlos de nuevo, como sucede con la elección de jornada escolar continua o partida y las ventajas e inconvenientes que pueden tener para estudiantes y familias.
Porque, por mucho que sean los niños los que acuden a la escuela, no son los únicos que tienen que adaptarse a los horarios establecidos, las familias al completo se ven afectadas por estos y tienen que adaptar sus rutinas habituales, para aprovechar el tiempo de estudio y también para poder disfrutar del tiempo libre juntos.
MÁS
Jornada escolar continua o partida: pros y contras
Este es un debate que continúa abierto porque cada una de las opciones tiene sus pros y sus contras, tanto para los alumnos como para los padres, lo que hace que ambas opciones resulten atractivas y ninguna de ellas lo sea por completo. Cada cual verá en una de ellas la predilecta que más le puede beneficiar, lo que hace que se tienda a hablar sobre ambas opciones de vez en cuando.
En la jornada escolar continua, como sucede con la jornada laboral, los alumnos comenzarían las clases por la mañana y acabarían alrededor del medio día, teniendo todas las clases seguidas y sin ‘pausas’ para comer. Una vez finalizada la jornada, ya no tendrían que regresar para seguir teniendo clases por la tarde.
Esto haría que pudieran tener más tiempo libre por la tarde, podrían estar más concentrados (en horario de tarde esto es más complicado) y podrían pasar más tiempo con sus familias. La parte negativa sería la falta de energía que suelen tener los estudiantes a primera hora y que podría ir en su contra, que habría menos horas totales de clase, por lo que se tendría que dar menos materia o más comprimida, y que no todas las familias pueden conciliar ese horario.
Durante la jornada escolar partida, los estudiantes cursan algunas asignaturas por la mañana y otras después de las horas dedicadas a comer y descansar, cumpliendo así un horario de mañana y otro de tarde.
Entre las ventajas, destaca una mayor flexibilidad curricular, tal y como recogen en Diario de Sevilla, porque permite distribuir las asignaturas y contenidos de una manera más adecuada, pero también más actividades extraescolares en la escuela y, sobre todo, una mayor adaptación a los ciclos biológicos de los estudiantes. Por supuesto, también hay elementos en contra, como la imposibilidad de muchos padres de recoger a sus hijos a medio día para comer con ellos (muchos tienen que hacer uso de la opción de comedor de los centros), lo que implica también que conciliar sea más difícil.
Además, los niños tendrán menos tiempo libre porque una vez finalizada la jornada por la tarde comienzan las actividades extra y el tiempo de estudio.
Cada una de las opciones tiene sus factores a favor y otros en contra, por eso mucho propone una opción flexible en la que se combinen ambas.