La adicción a las pantallas es cada vez más preocupante y su impacto especialmente en adolescentes y jóvenes es también cada vez más significativa. Por eso, y ante un estudio de la OCDE que sostiene que más del 40% de los adolescentes se ponen nerviosos o sufren ansiedad si no tienen una pantalla cerca, desde Informativos Telecinco hemos entrevistado a una experta en adicción a las nuevas tecnologías, Noelia Soto, quien desgrana alguna de las claves en torno a la cuestión.
“La situación hoy es bastante preocupante. Sobre todo, yo creo que se ha puesto un foco a raíz del paso de la pandemia, que ha hecho que muchos jóvenes hayan estado evidentemente aislados y hayan tenido como única forma de comunicarse no solo los móviles, sino también las redes sociales, lo que ha creado un incremento muy importante en la utilización de las nuevas tecnologías”, explica.
Concretamente, destaca que “hay que tener en cuenta que la época de la adolescencia es la época más crítica de nuestra vida y hay una parte que es superimportante, y es la socialización, es decir, tener relación con tus iguales no solo a través de una pantalla sino en la interacción del día a día”.
Entonces, apunta, “hay muchas partes que pueden desarrollarse de una manera que no sea sana para el propio adolescente”.
Ante esta situación, con muchos padres perdidos y sin saber cómo poner solución, Noelia Soto precisa que “lo que podemos hacer, sobre todo, es prevenir. Es decir, educar en la utilización de los teléfonos móviles o las nuevas tecnologías de una manera que sea sana”.
“Debemos tener en cuenta que estamos en la época de las nuevas tecnologías. Es decir, no es algo que podamos suprimir, --los teléfonos móviles, Internet, es necesario para comunicarse hoy--, pero sí que es necesario tener también una supervisión por parte de los padres, ver con quién se relacionan, intentar comunicar para que ellos, en algún momento, si no se encuentran bien o seguros, puedan tener también esa red de apoyo”, precisa.
En este sentido, el estudio de la OCDE repara en que la cuestión ya no solo atañe al tiempo que pierden muchos adolescentes mirando el móvil ni lo que llegar a ver en él, sino también esa ansiedad que les crea a una significativa parte de ellos si no lo tienen a mano.
Para una gran parte ya es parte de ellos: “Todo lo hago a partir del móvil y la verdad es que es un abuso”, señala un joven ante nuestras cámaras, mientras otros reconocen que es fácil perderse “entre escroll y scroll”, de imagen a imagen y vídeo en vídeo.
“Cuando tú le quitas el móvil a un adolescente en el patio o el clase reaccionan violentamente”, señala el profesor de Secundaria David Rabadà. “A esto se le llama dependencia”, apostilla Xavier Masò, también profesor.
“Los adolescentes se quedan el móvil en la cama. Provoca que luego duerman 6 horas y te llegan cansados por la mañana”, asegura Rabadà, crítico con la cuestión.
Los resultados de las pruebas PISA reflejan una diferencia de hasta un curso y medio entre los que usan el móvil una hora al día y los que lo hacen cinco.
“Aproximadamente un 25% del alumno egresado de cuarto de ESO es analfabeto funcional. Esto nos va a explotar en los morros muy pronto si es que no ha explotado mal”, denuncia Andreu Navarra, profesor de Secundaria, dando voz también a una preocupación que se extiende y llega igualmente a muchas familias.
Frente a ello, no obstante, también se encuentran los jóvenes que subrayan que hay muchas otras formas de invertir el tiempo, siendo capaces de regular y gestionar saludablemente sus hábitos.
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