El Colegio concertado La Salle de Palma expulsó ayer a 30 alumnos de bachillerato por enfrentarse a la profesora de Lengua Catalana con motivo de la bandera española que habían colgado en el aula para mostrar su apoyo a La Roja. Los estudiantes habían pedido permiso al jefe de estudios y a su tutor para exhibir la enseña en clase, pero según explican los profesores del centro a Diario de Mallorca, el acuerdo del claustro limitaba la presencia de la rojigualda a los días de partido de la selección dirigida por Luis Enrique Martínez.
Según publica el diario Última Hora, ante el revuelo mediático que ha causado la noticia, la consejería de Educación del Gobierno balear enviará el lunes a un inspector para conocer de primera mano la versión del alumnado, del profesorado, del equipo directivo y de las familias. En base a esa información, se valorará si es necesario abrir un expediente de carácter interno. Hasta el momento, Inspección Educativa no ha recibido ninguna denuncia por parte de los padres de los menores afectados.
Otra de las polémicas surgidas en el ámbito educativo es la picaresca de los adolescentes para ver en clase los partidos de un Mundial que está dejando imágenes curiosas como la charla del entrenador de Arabia Saudí a sus jugadores sobre Messi.
El conflicto que desencadenó la expulsión de los menores se inició a las 12:00 h del pasado viernes. Al inicio de la clase de Lengua Catalana, según relatan los docentes, la profesora pidió a los alumnos que retiraran la bandera debido a que no era día de partido y, por tanto, no estaba autorizada su exhibición en el aula en virtud del acuerdo del claustro.
Los alumnos, molestos con la decisión de la profesora, se negaron a descolgar la bandera, a la que habían añadido las palabras “Vamos, Selección” para refrendar que la habían puesto con motivos deportivos y no políticos.
Según explica el director técnico de secundaria del Colegio La Salle de Palma, Pablo Picón, en una carta publicada en Diario de Mallorca, “la profesora cumplía con las normas de convivencia del centro y seguía las órdenes del equipo directivo”. Sin embargo, los alumnos “se negaron expresamente a obedecer, lo que supone un acto de insubordinación deliberada. Además, actuando como masa, coaccionaron a una compañera que sí que hizo intento de obedecer a la profesora. Por último, cuando la profesora abandonó el aula para consultar con el equipo directivo la mejor manera de gestionar el asunto, fue vitoreada y aplaudida con sorna por la mayoría de los alumnos”.
Ante la “gravedad de los hechos”, continúa el director técnico de secundaria, tomó la decisión de cancelar las dos últimas sesiones lectivas y dar por finalizada la jornada. Picón también manifesta “rotundamente” su “solidaridad con la compañera que ha tenido que sufrir un desagradable episodio que no debería tener cabida en un centro educativo”.
Según establece la Ley de Educación balear, la figura del profesorado es considerada "autoridad pública" y tiene "presunción de veracidad salvo que se pruebe lo contrario".
Por su parte, algunas familias acusan al centro educativo de tomar una medida desproporcionada para resolver el conflicto y de “faltar a la verdad” en la circular que han enviado para explicar lo sucedido.
También han iniciado acciones legales para poner en conocimiento de la Inspección Educativa este caso.