Los últimos días el alza de precios de los carburantes está siendo uno de los protagonistas de la actualidad. Menos se está hablando del AdBlue, el producto que necesitan los automóviles diésel para tratar las emisiones de sus vehículos, que sin embargo está sufriendo una similar escalada de precios. Una escalada que ha hecho que el litro crezca desde una media de 0,65 euros el litro para estar alcanzado medias de 1,5 euros.
Pero quizá lo peor no es eso, sino que se trata de un producto muy dependiente tanto de la urea, producto químico base del AdBlue, como del gas. Y casi no hace falta recordar que Rusia suministra el 40% del gas en Europa (aproximadamente un 10% en España). Pero además provee el 30% de las demandas europeas de urea. Esto ha hecho que “los mercados hayan reaccionado con pánico a la situación de bloqueo europeo del suministro de urea por parte de Rusia”, según nos comenta Josep Castells de Blue Planet, empresa española especializada en la prestación de soluciones de AdBlue® para el mercado de automoción bajo la marca Blueplanet4you®. Su orientación principal hacia las Estaciones de Servicio y grandes flotas la hacen ideal para darnos una idea lo más pegada a la realidad posible acerca de esta problemática.
Pero este bloqueo al suministro de urea no es la única variable negativa. Hay otra más importante aún, la especulación del mercado de gas, que ha llevado a que el coste del gas haya aumentado un 100% en dos semanas, desde una media mensual de 80€/Mwh en febrero hasta la cotización de marzo que está alrededor de los 160€/Mwh.
Josep nos cuenta las posibles implicaciones de esta combinación de elementos. “Este escenario ha llevado a algunas empresas a anunciar una reducción en la producción de amoníaco y urea. Muy posiblemente otras empresas anuncien, en fechas próximas, paradas parciales coyunturales. La situación es parecida a la que vivimos en octubre de 2021, aunque en marzo 2022 el gas cotiza en el doble del valor de octubre, por lo que las implicaciones pueden ser aún mayores”.
Todo esto hace que la lógica pregunta sea si existe o va a existir un escenario de escasez en torno a un elemento que es tan necesario sobre todo para los transportistas, cuyos vehículos hacen un uso intensivo de este aditivo. “Con toda la prudencia del mundo, yo diría que hay un efecto escasez. No voy a entrar a valorar si, como ya pasó en octubre de 2021, algún agente del mercado en España deja de suministrar. Si que es un hecho que hay paradas técnicas en diferentes plantas de producción, no solo en España sino también en Europa”.
Blue Planet es socio estratégico del grupo GreenChem, perteneciente a Agrofert, el segundo mayor fabricante y distribuidor de AdBlue en Europa,y que lleva operando en este mercado desde hace más de 20 años. Esto les proporciona una cierta tranquilidad a la hora de afrontar este problema. “Nosotros no dependemos de la urea rusa, tenemos plantas de producción propias de urea dentro del grupo Agrofert y seguimos trabajando para poder seguir dando servicio a nuestros clientes. Así que en lo que a Blue Planet y a todo el grupo GreenChem respecta, por el momento y con la prudencia que debe acompañar cualquier afirmación de este tipo, estamos en disposición de asegurar el suministro a nuestros clientes en el corto plazo, y trabajamos para asegurar el suministro para el futuro”.
Todas estas circunstancias han hecho que los precios se encarezcan los 85 céntimos el litro que hablábamos más arriba, algo que reconoce el director de BluePlanet en España. “Efectivamente es una realidad que los precios han subido y estas subidas se han repercutido al consumidor final. El propio encarecimiento de los combustibles, necesarios para desarrollar toda la logística que permita que en cada Estación de Servicio nunca le falte AdBlue, también ha afectado”. Subidas que no se habían experimentado antes con esta fuerza en el sector quizá porque los precios tanto del gas como de la urea venían manteniéndose más o menos estables durante los últimos años.
Un incremento de precios, una escasez y una incertidumbre que a largo plazo pueden acrecentar la presión sobre un mercado ya a la baja, presionado por la presión legislativa sobre el CO2 y las emisiones, que ha forzado a los consumidores a elegir las mecánicas a gasolina en sus coches. Esto junto al incremento de los eléctricos puede disminuir su mercado en el futuro. “Desde luego es un hecho indiscutible que estos aspectos no ayudan”, finaliza Castells.