En una entrevista adelantada hoy por el semanario "Der Spiegel", Winterkorn admite que esa medida, que afectará a todo el personal subcontratado de la empresa, no es "agradable" pero sostiene que los despidos son "inevitables".
Para el personal fijo, Winterkorn no ve "ningún problema" aunque apunta que en el caso de que la compañía no pueda "seguir adelante", se deberá "reflexionar sobre otras cosas".
El presidente de VW rechaza, además, que su competidor Opel reciba ayudas estatales pues considera que el Estado no debe convertirse en "una sociedad de rescate para empresas a las que posiblemente amenaza la bancarrota".
Winterkorn admite que es "legítimo" que Berlín otorgue avales de forma "puntual" a una empresa pero "sólo por durante un tiempo de transición".
Señala que no puede valorar si Opel está amenazada por la falta de liquidez pero afirma que, si la empresa se declarara insolvente, sería algo "lamentable".
Opel presentó ayer su nuevo plan de futuro para capear la crisis económica, que incluye desvincularse de su casa matriz, la estadounidense General Motors, algo que según Winterkorn no será fácil dada la intrincada relación construida durante años entre ambas compañías.
Opel presentará el lunes su plan económico al Gobierno de la canciller Angela Merkel, que hasta ahora había supeditado la concesión de posibles ayudas a la compañía a que ésta quedara desvinculada de General Motors para asegurar que los fondos se invertirían en Alemania.
El ministro alemán de Economía, Karl-Theodor zu Guttenberg, celebró ayer que se haya definido un "nuevo concepto" para la compañía que, según los cálculos de su directiva, partirá con una necesidad de capital de 3.300 millones de euros.
Está previsto que Guttenberg debata este fin de fin de semana debatirá las posibles ayudas a Opel con las autoridades de los estados federados de Hesse, Renania del Norte-Westfalia, Renania-Palatinado y Turingia, en los que se ubican las cuatro plantas de Opel en Alemania.
Según algunos medios, el montante de ayudas que estudia el Ejecutivo alemán sería de 2.600 millones de euros, que se repartirían, al cincuenta por ciento, entre el Estado, por un lado, y los estados federados, por otro.
El plan acordado por Opel no prevé el cierre de plantas en Europa, el gran temor de los 56.000 trabajadores que emplea la compañía en ese continente ni tampoco los despidos forzosos.