Por primera vez desde el año 2006, fecha en la que el INE empezó a analizar los presupuestos familiares, el número de hogares mileuristas se sitúa por debajo del 20% del total. Las diferencias en cuanto a ingresos determinan el patrón de consumo en aspectos como la alimentación, la vivienda y el transporte.
De cada 10 hogares que hay en España, dos ingresan menos de 1.000 euros netos al mes. Cinco ganan de 1.000 a 2.500 euros y los tres restantes más de 2.500.
Si nos centramos en los que tienen ingresos inferiores a 1.000 euros al mes, la cifra puede parecer elevada. Pero es la primera vez en la serie temporal de la Encuesta de Presupuestos Familiares (iniciada en 2006), que este porcentaje baja del 20%. De hecho, en los años de la crisis llegó a rozar el 26%.
Los datos revelan que las pautas de gasto de los hogares dependen en gran medida de sus ingresos. Los “mileuristas” destinan más presupuesto que el resto a las llamadas parcelas básicas, como la alimentación o los relacionados con la vivienda como la luz, el gas, el gasóleo de calefacción, la comunidad, etc. (sin tener en cuenta la compra de vivienda). Y menos a actividades como el transporte (incluyendo gasolinas), el ocio o los restaurantes y hoteles.
Así, los hogares con menos de 1.000 euros de ingresos gastan un 43,1% de su presupuesto en vivienda, agua, electricidad y gas, frente al 30,7% de la media.
En alimentación, se dejan un 17,4% de su presupuesto, frente al 14,1% de la media. La diferencia en este grupo es acusada si se compara con los hogares con mayores ingresos, que sólo se gastan en alimentos el 10%, de su presupuesto.
Por el contrario, los hogares con menos de 1.000 euros de ingresos gastan menos proporcionalmente en transporte (7,6%, frente al 12,87% de media). Y también en restaurantes y hoteles (4,7%, frente a 9,9%) y en ocio (2,9% frente a 5,5%). En estos dos últimos grupos un hogar medio español destina el doble de su presupuesto que uno “mileurista”.
Otra característica de los hogares con bajos ingresos es la situación laboral de la persona que actúa como sustentador principal de los mismos. Es decir, de la que más ingresos aporta. Muy diferente de la del resto.
En los hogares “mileuristas” este papel corresponde mayoritariamente (en el 57,4% de los casos) a personas jubiladas, prejubiladas o inactivas. Este porcentaje supera en más de 21 puntos a la media.
Por su parte, apenas el 23,8% de los hogares con ingresos inferiores a 1.000 euros al mes están sostenidos por un ocupado. Y un 18,8% por una persona en paro.
En el primer caso, la cifra es muy inferior a la media de hogares (58,3% tienen a una persona ocupada como sustentador principal). En cambio, en el segundo, es muy superior (apenas el 5,7% de los hogares españoles tienen a un parado como principal aportador de ingresos).
Los hogares que viven con menos de 1.000 euros tienen unas pautas de consumo y unas características diferentes. Ojalá la tendencia a la baja de estas viviendas “mileuristas” se mantenga y que, poco a poco, muchas dejen de pertenecer a este colectivo.