Un piso es una gran inversión y acertar con la compra no es algo que convenga dejar a la suerte. Hay ciertos aspectos que es necesario revisar para asegurarse de que es una compra adecuada y no una que con el tiempo se va a convertir en un error. Tendemos a asegurarnos de que nos gusta su aspecto físico, lo que vemos o las posibilidades que nos ofrece una vez podamos adaptarla a nuestro gusto, pero eso no es lo único en lo que hay que fijarse, hay más aspectos que tener en cuenta.
Son muchas las cosas que hay que mirar antes de lanzarse a comprar un piso y aunque el precio suele ser una de las guías más habituales, así como los metros cuadrados o la orientación, hay otros aspectos que tardan más en convertirse en importantes, pero que pueden ser el varadero punto de inflexión que señale si ha sido una buena compra o hubiera sido mejor seguir buscando.
Uno de los puntos clave en los que no se suele reparar hasta que es demasiado tarde es el vecindario o la ubicación. No solo que sea de nuestro gusto, también que sea tranquilo o que no tenga ruidos, también que tenga los comercios que nos gustan o los colegios que necesitamos. El piso puede ser estupendo en teoría, pero el contexto es clave.
Hay aspectos que podemos notar de un vistazo, el tamaño de las ventanas o la cantidad de luz que entra, pero hay otros que también son importantes y no se ven, como la estructura, las instalaciones eléctricas, la fontanería o la humedad. Estas cosas pueden convertirse en un problema con el tiempo si no están en condiciones y por eso conviene cerciorarse con expertos de que todo está bien. Los acabados pueden ayudarnos a hacernos una idea de la calidad de la construcción, tampoco está de más conocer su eficiencia energética.
Comprobar que el inmueble que queremos no tiene cargas es un paso primordial, asegurarnos en el Registro de la Propiedad que todo está en regla y que no vamos a llevarnos sorpresas desagradables en el futuro, acudir al Ayuntamiento para comprobar si hay denuncias sobre la propiedad o hay prevista alguna obra que pueda modificar el precio del inmueble.
Otro punto que no conviene perder de vista es el que hace referencia a todos los gastos asociados que conlleva la compra. Al final no solo es solicitar una hipoteca (que no es poco), también hay que conocer cuánto nos puede costar la inmobiliaria que realiza las gestiones, si es que lo hacemos a través de una, los gastos de notaría, lo que puede costar la inscripción en el Registro de la Propiedad, los impuestos asociados… Los gastos futuros como los de comunidad que habrá que pagar, los suministros, el IBI o el seguro del hogar también entran en esta categoría.
Hay muchos gastos que desconocemos y que conviene tener en cuenta para poder calcular mejor cuánto costará realmente adquirir el piso.