Es habitual que a la hora de comprar un piso con todas las posibilidades que ofrece Internet en un principio se apueste por emprender la aventura sin la ayuda de una inmobiliaria. Sin embargo, una vez de lleno en la tarea surgen demasiadas dudas y cometidos con los que es difícil lidiar. Así el comprador termina contratando sus servicios, a pesar de ser un gasto que pretendía evitar. En Uppers hemos comprobado cuánto se paga a una inmobiliaria por comprar un piso.
Cuando llega el momento de convertirse en propietario por primera vez, buscar una vivienda más grande o una en la playa para retirarse, dejar de alquilar para comprar o incluso invertir, el comprador se pone en marcha buceando en todos los portales inmobiliarios que tiene a su alcance. Es probable que gracias a los filtros y afinando la búsqueda encuentre esa opción que cumpla con su objetivo.
El problema es que no solo consiste en ponerse de acuerdo con el dueño y acordar una fecha para visitar la propiedad. Es necesario redactar o revisar un contrato de arras y después las escrituras, buscar notario, encontrar la mejor financiación, verificar la documentación…
Ponerse en manos de una inmobiliaria que está especializada en todos los trámites implica recibir asesoramiento, resolver dudas o saber cuándo corresponde dar cada paso. Lo cierto es que allana bastante el camino y libera de un tiempo del que no se dispone. En concreto estos servicios son la tasación de la vivienda, el plan de marketing, el filtrado de compradores, la gestión de los trámites, la redacción de los contratos y el asesoramiento legal. Según el portal inmobiliario Fotocasa, para el que vende su propiedad, la agencia llega a ahorrar una media de 85 horas de trámites en su papel de intermediario.
Ahora bien, el que para el comprador sean gratis o no estos servicios que agilizan los trámites e incluyen conseguir el mejor acuerdo depende de diversas variables. Efectivamente, en muchas ocasiones para el comprador estos servicios ya los ha solicitado el vendedor de modo que es esta segunda figura la que asume la factura de la agencia.
La ley no regula ni pone límites a sus honorarios. Sin embargo, en líneas generales factura un porcentaje sobre el importe por el que se vende la casa que pacta con el vendedor antes de iniciar todo el proceso. Este porcentaje oscila entre el 3% y el 7% del importe de la operación al que después hay que sumar un IVA del 21% que se refleja en la factura tras el servicio realizado. Tal comisión es la que aplican las agencias inmobiliarias tradicionales que disponen de oficinas físicas en los barrios donde el comprador está buscando la propiedad.
Tal como subraya el comparador de productos bancarios HelpMyCash, algunas agencias determinan, por ejemplo, “una comisión fija del 5% para todos los inmuebles, independientemente de sus características. Otras definen la comisión en función de la ubicación de la casa, su estado de conservación y su precio de venta”.
De todos modos, hay una segunda modalidad de servicio donde el vendedor acuerda con la agencia la exclusividad de la operación por un tiempo determinado rebajando en ocasiones la comisión. Ello implica que la inmobiliaria va a dedicar más horas y recursos para conseguir la venta durante un tiempo mínimo que ronda los seis meses o el año. Incluso es habitual la práctica de una tercera vía en la que la empresa reparte sus honorarios entre las dos partes que están implicadas en el proceso, es decir, pagan la factura a medias el vendedor y el comprador. Esto significa que el comprador se hace cargo de abonar a la inmobiliaria una parte del porcentaje acordado entre vendedor y agencia incluyendo el IVA correspondiente. Desde HelpMyCash subrayan que es habitual que “las inmobiliarias tradicionales cobren una comisión al comprador que ronda el 3% más IVA del precio de la vivienda”.
Por otra parte, una práctica común es que los vendedores intenten trasladar la comisión que les cobra la agencia al comprador. Tal circunstancia se desaconseja y así lo señalan en este comparador pues esa propiedad aparecerá en un precio superior al resto de viviendas de similares características. Ello no parece importar de primeras pero después se comprueba que hay menos interesados en esa propiedad retrasando que la operación se resuelva.
Otra duda que surge muy a menudo es cuándo se debe abonar los honorarios de la inmobiliaria. Estas compañías intentan emitir su factura para pagar en dos veces: a la firma de las arras un 50% y el restante importe en la firma de la escritura de la venta. Por parte de HelpMyCash “aconsejamos negociar para pagar los honorarios el día en que se firma la escritura”. Siempre existe la posibilidad de que se caiga la operación de modo que al disgusto y al trastorno se puede añadir la pérdida del importe en concepto de comisión que ya se entregó a la inmobiliaria durante la firma de las arras.
Las agencias inmobiliarias puramente online funcionan de forma distinta y sus honorarios son mucho más bajos. Esto es así porque no prestan una gran parte de los servicios de los que sí se ocupan las oficinas a pie de calle. Por ejemplo, no acompañan al futuro comprador en las visitas ni se encargan de tramitar ciertos documentos que son imprescindibles como es el caso del certificado de eficiencia energética del inmueble.
Este tipo de entidades ofrece paquetes de servicios y en función del elegido la tarifa puede alcanzar los 5.000 euros pero se puede rebajar hasta los 1.000 euros según Fotocasa. Por su parte, HelpMyCash destaca que en las inmobiliarias online los honorarios “oscilan entre los 4.000 y los 8.000 euros, dependiendo del precio de la vivienda”.
Lo que hay que recordar es que “a diferencia de las inmobiliarias de siempre, estas tarifas no incluyen todos los trámites de la venta y no se establecen en función de un porcentaje, sino que se definen en función de un precio fijo”, insisten en HelpMyCash. En cualquier caso, las fuentes consultadas señalan que siempre se deben verificar las comisiones de todas las opciones (inmobiliarias tradicionales y online) para decidir en función de las necesidades reales.