El AdBlue es un aditivo imprescindible para reducir los gases contaminantes de casi todos coches, camiones y autobuses con motores diésel modernos. Quienes tienen que echarlo en su vehículo ya habrán notado al repostar en una gasolinera que durante los últimos meses su precio no ha hecho más que subir.
Debido al precio desbocado del gas natural los principales fabricantes europeos, incluida una planta que hay en Huelva, han parado su producción. Ante una posible escasez en los próximos meses, las asociaciones de transportistas piden a sus afiliados que hagan acopio. Su falta de suministro puede suponer un grave problema porque si estos vehículos se quedan sin este aditivo dejan de funcionar.
Algunos vehículos propulsados por diésel cuentan, además de la apertura para rellenar el tanque de gasoil, con otra que es exclusiva para AdBlue, un tanque que se tiene que rellenar cuando el testigo del coche lo indica. Nunca hay que esperar a que este producto formado por urea diluida en agua destilada se agote por completo y tampoco mezclarlo con el diésel. El líquido se inyecta en el catalizador, donde produce una reacción química que convierte el óxido de nitrógeno tóxico (NOx) en nitrógeno y vapor de agua.
Una de las características del AdBlue es que tiene fecha de caducidad y sus propiedades solo son efectivas durante un año. Además, es un producto corrosivo, por lo que hay que tener mucho cuidado de que no caiga nada en la carrocería. Conviene no olvidar también que este producto no puede estar expuesto a temperaturas inferiores a -11 grados, ya que se congelaría y no se podría volver a usar.