Las compañías ligadas al consumo navideño están muy esperanzadas. Primero han sido las jugueteras o la de turrones y ahora llega el turno de las empresas de lotes de Navidad, explica Cristina Triana, jefa de redacción de El economista. Este sector “muy damnificado, ya que hay un 30% menos de empresas, empieza a ver la luz al final del túnel”. Las cestas llegarán al trabajador que se la habían quitado porque hay empresarios que empiezan a recuperar la confianza hasta hacer un gasto mayor.