Cuando solicitamos un préstamo de cualquier tipo (préstamos personales, préstamos al consumo, préstamos de estudios, préstamos hipotecarios, prestamos para empresas...), existen ciertas cláusulas que suelen pasar desapercibidas y que, sin embargo, son básicas para conocer el coste total del dinero que vamos a recibir. Y es que, si bien el tipo de interés será el que marque más claramente el 'precio del dinero’, las comisiones pueden hacer que el importe final varíe mucho con respecto a esa cifra aproximada, para bien o para mal, a favor o en contra del cliente. Conoce los tipos de comisiones de los préstamos y cómo analizarlas antes de pedir dinero al banco.
No es raro encontrarnos con ofertas de préstamos bancarios en las que se nos pone en bandeja un tipo de interés inusualmente bajo. Normalmente suele haber truco: lo que no se nos está cobrando en forma de intereses nos pasará factura en forma de comisión por cualquier concepto. La existencia de distintas cláusulas relacionadas con el precio del dinero, así como la existencia de factores incontrolables (cómo evolucionará el Euríbor, qué efectos puede tener una cláusula suelo o techo, etc.), hacen que resulte complicado saber con exactitud qué préstamo es mejor.
Por eso, si queremos restar incertidumbre, lo mejor será armarnos de paciencia y hacer números comparando los distintos productos que estemos valorando, teniendo en cuenta también (y especialmente) qué ocurriría en un escenario negativo. Por ejemplo, en el caso de un préstamo hipotecario, un interés fijo puede parecer a priori más caro que uno variable (al menos en este momento), pero a la larga puedes llevarte algún que otro susto si, por ejemplo, el índice de referencia, como puede ser el Euribor, comienza a subir y, con ello, también aumenta tu cuota mensual. La gran ventaja de restar elementos variables en tu contrato es que ganarás en seguridad y certeza (y, por ende, en tranquilidad).
En cualquier caso, cada entidad es libre de aplicar las comisiones que considere necesario, siempre que actúe con y transparencia y que informe sobre su existencia al cliente, ya que éstas determinan el coste del producto financiero. Eso si, deberán corresponderse con los servicios prestados.
Estos son los tipos de comisiones de préstamos más frecuentes:
En el caso de las hipotecas, lo normal es encontrarnos con comisiones de apertura, de novación, de subrogación acreedora, de amortización total o parcial, de compensación de riesgo por tipo de interés… Normalmente esta información (al menos la más relevante) se encuentra en las ofertas comerciales de cada entidad, y existen también compradores online de hipotecas.