¿Qué es la taxonomía verde que propone Bruselas?
La 'taxonomía verde' pretende incluir la energía nuclear y el gas como fuentes de energía renovables
España considera "un paso atrás" la taxonomía verde pero está abierta a debatir en Europa
La propuesta de Bruselas sobre la taxonomía verde buscar redirigir las inversiones más allá de las energías verdaderamente verdes
La Comisión Europea pretende que la energía nuclear y el gas sean reconocidas como energías renovables. Es lo que han llamado ‘taxonomía verde’. La iniciativa europea, que debe ser aprobada por el Consejo y el Parlamento europeo, ha dividido a Europa. Unos escandalizados –como España-, otros dispuestos a pasar por el aro.
Y decimos pasar por el aro porque realmente ni la energía nuclear ni es gas son renovables. El gas porque emite grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) y la nuclear, aunque no genera CO2, si otro tipo de residuos de los que es muy complicado deshacerse.
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Qué busca Europa con la taxonomía verde
Europa pretende con la taxonomía verde dar el calificativo de renovables a energías que no lo son con el objetivo de dirigir –o cuanto menos diversificar- las inversiones. Los expertos señalan que eso es un riesgo. Las energías verdaderamente renovables –la eólica o la solar, por ejemplo- son muy competitivas pero si el dinero se reparte entre más actores las verdaderas renovables pueden ver sus fondos disminuir.
Bruselas pretende incluir dentro de la taxonomía verde a todas las centrales nucleares con permiso de construcción anterior al año 2045. Las plantas de gas obtendrían el calificativo de renovable si emiten menos de 100 gramos de CO2 por kilovatio / hora y las de nueva construcción que emitan por debajo de 270 gramos de C02 por kilovatio / hora y cuando la necesidad de energía no su pueda cubrir desde otra fuente.
Países a favor y en contra de la taxonomía verde
Francia es uno de los principales estados europeos de acuerdo con este modelo de taxonomía verde defendido por la Unión Europea. Y es por su clara apuesta por la energía nuclear: el presidente Emmanuel Macron anunció hace semanas que el país retomaría la construcción de reactores nucleares por primera vez en décadas y que lo hacía para ganar independencia energética. Junto a Francia se posicionan otros países como Polonia o Bulgaria.
En contra están Austria, que históricamente ha rechazado la energía nuclear y que ha amenazado con ir a los tribunales si hace falta. España tampoco está a favor. El Ministerio de Transición Ecológica –una apuesta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desde que llegó a Moncloa- dijo en un comunicado que la taxonomía verde era “un paso atrás” porque ni la nuclear ni el gas son “verdes ni sostenibles”. España, abierta a la negociación, apuesta por “la necesaria claridad de enfocar los flujos de capital hacia la economía descarbonizada, resiliente y sostenible”.
Portugal, Luxemburgo y Dinamarca también se han mostrado en contra. Alemania, en cambio está a favor de admitir el gas como energía renovable pero no las nucleares. Algo similar mantiene Holanda.