La cancelación del Mobile World Congress supone un gran mazazo para la economía en Barcelona, una celebración que se había convertido en un motor económico para la ciudad Condal.
Los mismos operarios que estaban instalando los pabellones del Mobile disponían ya de los permisos para desmontar. Aunque lo que más pierden son la hostelería y servicios de transportes. Este evento representaba buena parte de sus ingresos de todo el año.
El Mobile se ha quedado a medio montar, los operarios llevaban días en modo espera y ahora, a una semana y media, se cancela la llamada al evento y el recinto queda ocupado por el desánimo.
Son casi quinientos millones de euros que no llegarán a la ciudad y trece mil empleos que se pierden. Por más que la organización haya anunciado recomendaciones de higiene el miedo al coronavirus deja efectos secundarios en sectores como la hostelería o la restauración y los daños se expanden a otros colectivos como el de las limpiadoras de hoteles o el de los conductores contratados para el evento. No entienden la decisión.