Hay un mundo del revés. Lo puedes encontrar en el Hawkins de la serie ‘Stranger Things’, pero también en el terreno de la economía. Están pasando cosas raras. Muy raras. Llevamos años así. ¿Qué es lo más extraño de todo lo que estamos viendo? La respuesta... es unánime.
“Los tipos de interés negativos. Si me lo hubieras preguntado hace unos quince años te habría dicho que era una cosa muy rara”, responde casi por él, y por todos sus compañeros, Rui da Mota Guedes de Analistas Financieros Internacionales (AFI). “Desde siempre hemos pensando que hay que pagar por pedir dinero prestado y ahora es al revés”.
Los tipos negativos no estaban en la cabeza de casi ningún economista hace tan solo quince años. Es la mayor sorpresa con la que se han encontrado en mucho tiempo.
¿Qué significa todo esto? Pues que a los gobiernos de unos cuantos países les están pagando – repito les están pagando – por endeudarse. No hay que irse muy lejos para comprobarlo. España vendió la semana pasada 3.000 millones de euros de deuda con tipos negativos. Y no es una novedad...
Nuestro país tiene una deuda pública acumulada que roza los 1,2 billones de euros. Pues bien, aunque la cifra no es del todo exacta, cerca del 40% de toda esa deuda tiene intereses negativos. Estamos hablando del entorno de medio billón de euros de letras y bonos españoles en manos de inversores que si se esperan a que venza ese título (es decir, el día que se devuelve el dinero), recibirán menos de lo que pusieron.
El interés negativo no significa que nuestra deuda sea peor, todo lo contrario. Es el reflejo de la voracidad de los mercados por comprar esos títulos, aún sabiendo que perderán dinero. En el mundo al revés la lógica se invierte. Es como Alicia al otro lado del espejo o como si te cambiaran el centro de gravedad, explican algunos. Nuestros cerebros se tienen que acoplar porque no están acostumbrados a pensar así.
Si hablamos en términos mundiales, el demogorgon, la deuda que se come el dinero, tiene un tamaño considerable y creciente: 17 billones de dólares, según los datos de Bloomberg. Es unas 17 veces el tamaño de la economía española y representa un tercio de toda la deuda emitida por gobiernos y empresas. La tierra en negativo se concentra en Japón y Europa.
listoLos bancos y los fondos de inversión son grandes compradores de estos títulos perdedores. ¿Por qué? “Si lo hacen es porque le salen las cuentas”, explica Matilde Mas, catedrática de Fundamentos de Análisis Económico y directora de Proyectos Internacionales del IVIE. “En un contexto de tipos negativos como el actual, la pregunta es cómo se pierde menos dinero”.
Las letras pagan (en el caso español), un -0,46% de intereses. Si las entidades dejan ese dinero sin invertir les cuesta hasta un -0,5%, los tipos negativos que fija el Banco Central Europeo (BCE). Es un susto o muerte. Ninguna opción es buena, pero las hay peores.
La moda de los tipos negativos viene marcada por las decisiones de los bancos centrales de varios países: el BCE, Suecia, Japón, Dinamarca y Suiza. Todos han fijado niveles por debajo de cero para conseguir estimular la economía y la inflación. La travesía arrancó en el año 2014 en Suecia y desde ahí se fue extendiendo. Pocos, muy pocos la anticiparon.
En los libros de texto de economía se hablaba de qué hacer cuando los tipos de interés se bajaban hasta el cero para reactivar la actividad. Se conocía la experiencia de Japón, años y años con tipos en este nivel pero ni ellos habían cruzado al mundo al revés. Así que lo raro, rarísimo, dicen los expertos, es que se haya encontrado una especie de puerta para pasar al otro lado del cero (una línea conocida por “límite inferior de cero” o zero lower bound (ZLB), en inglés).
Y en ese nuevo mundo extraño pasan cosas como que un banco en Dinamarca en lugar de cobrar a los clientes por las hipotecas, les paga por ellas. O que los pequeños consumidores empecemos a preguntarnos por primera vez en nuestra vida si nuestro banco nos va a cobrar también a nosotros por guardarnos el dinero (las grandes empresas ya tienen ese coste).
En Suiza estamos viendo récords nunca vistos. Los bonos de este país, lugar refugio cuando acecha el miedo en los mercados, a 30 años (es decir, que el gobierno no pagará hasta 2049) ofrecen una rentabilidad del -1%. Y al gobierno suizo se los quitan de las manos.
“No hace tanto tiempo, en los años 80, veiamos tipos de interes nominales en bonos seguros a 30 años al 15%”, recuerda Jesús Fernández Villaverde, profesor de la universidad de Pensilvania (EE.UU.). “La demanda de ahorro de activos seguros es mucho mas grande que la oferta y esto genera unas tensiones tremendas sobre toda la economía. Los bancos centrales tienen poco (por no decir casi nada) margen de maniobra”.
En este entorno raro te puedes encontrar con que lo que tú crees que es un estímulo económico no lo es, señalan otros economistas. Si eres alguien con deudas o con necesidad de pedir dinero prestado, es el paraíso. Gastar y endeudarse está premiado mientras que ahorrar está penalizado. De nuevo, el mundo al revés.
El BCE insiste en que los tipos negativos han sido buenos para la economía. Han aliviado la deuda de las familias que ahora disponen de más dinero para gastar e impulsar así la demanda y la economía. Pero toda medicina tiene sus efectivos secundarios...
Los tipos negativos son una preocupación creciente para quien tiene ahorros. En un mundo normal, uno espera que ese dinero crezca (rentabilidad) para luego disponer de él en el futuro. Pero ¿qué pasa si una plaga de bonos comedinero Antes era la inflación la que se comía parte del dinero de los ahorradores (si crecen los precios, con la misma cantidad compras menos cosas). Ahora son los tipos negativos los que se están zampando parte de los ahorros.
Por no hablar de una posible burbuja financiera en los mercados que quizá se han pasado comprando deuda y financiando proyectos demasiado arriesgados. ¿Suena familiar? ¿Alguien entiende algo?
Ni el mago Mario Draghi parece tenerlo claro. “Vemos cambios importantes en el camino, no solo en la política monetaria, sino en cómo se supone que debe funcionar la economía”, reconoció en su última rueda de prensa.
Lo que dicen claramente los gráficos que manejan los inversores es que el futuro pinta con poco crecimiento y baja inflación. El euríbor (el índice de referencia de las hipotecas) está en negativo y no se espera que vuelva a superar el nivel cero hasta 2030. Once años.. No podía ser de otra manera en el guión de Stranger Economics.