"Debemos acompañar la internacionalización ineluctable de las grandes divisas mundiales. No se trata de poner en duda el papel eminente del dólar o del euro, que deben ser monedas estables", matizó el dignatario francés en la sesión inaugural del seminario.
El mandatario pidió en el seminario del G20, que reúne a ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales del grupo, que el yuan esté incluido en los Derechos Especiales de Giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional (FMI), que en la actualidad incluye al dólar, el euro, la libra esterlina y el yen.
Los DEG son un activo de reserva internacional creado por los miembros del FMI en 1969 y para los que la presidencia francesa del G20 ambiciona un mayor papel en la economía mundial.
La internacionalización de algunas monedas es una realidad, prosiguió el líder francés, "creo en particular en el yuan -la moneda china- y aplaudo aquí la ambición de las autoridades chinas en ese sentido".
Aunque Sarkozy no habló de un calendario particular para dar ese paso, pidió que el grupo proponga una fecha para ampliar la cesta de divisas de los DEG y, de esta forma, independizar el sistema monetario internacional de la volatilidad de monedas de referencia como el dólar.
En su defensa de la inclusión de la moneda china en esta cesta de divisas, Sarkozy señaló que "es el momento de acordar un calendario para la expansión de los DEG con nuevas divisas que incluyan las de los países emergentes, como el yuan".
En su encuentro con su homólogo chino, Hu Jintao, en la tarde de ayer, el dirigente asiático expresó a Sarkozy su deseo de internacionalizar el yuan a medio plazo, lo que indica divergencias entre París y Pekín para implantar un calendario.
No obstante, Sarkozy cedió ayer en su presión habitual para que Pekín revalúe su moneda, y frene así la avalancha de exportaciones baratas chinas en los mercados internacionales, algo que China descartó incluir en la agenda de este seminario académico e informal.
Sarkozy subrayó en su discurso la importancia que ha tenido la intervención conjunta del G7, el grupo de los siete países más ricos, para frenar la afilada revaluación del yen debido al terremoto sufrido en Japón, adonde el presidente francés partió hoy para expresar su solidaridad con las víctimas.