Tres temas económicos de los que hablar estas Navidades y no terminar noqueado
Tres frases con contenido económico para demostrar todo lo que ha aprendido este año
Hay una forma asegurada de éxito para cerrar bocas (o abrirlas, porque en algunos casos es indicativo de admiración) en las comidas de Navidad. Se puede empezar soltando, mientras se abre la servilleta para posarla en el regazo:
“Me preocupa la japonización”.
MÁS
Es la forma de decir que le preocupa que la economía se quede estancada durante años como ha pasado en Japón (o con un crecimiento muy bajo), que los precios no suban casi nada (o incluso caigan) y que la deuda pública se mantenga en niveles elevados. Es el triplete de las malas noticias en economía.
En el mundo económico se lleva tiempo hablando de este riesgo a la japonesa, aunque si Christine Lagarde, la presidenta del Banco Central Europeo, se sentara en su mesa le diría:
“Olvídese, en Europa no tenemos nada parecido”.
Eso es lo que dijo, al menos en público, en su primera rueda de prensa al frente del BCE. No se preocupe: la conversación puede zanjarse con un:
“Me preocupa y punto”.
Porque es difícil que alguien pueda llevarle la contraria respecto a las cosas raras que se están viendo en la economía. Raras y preocupantes. ¿Hace falta que las recordemos? Tipos negativos, ¿cobrar por pedir dinero prestado? En NIUS le hemos dedicado unos cuantos artículos a esta cuestión, por si alguien quiere un repaso de última hora a nuestro Stranger Economics...
(En este momento puede surgir el debate sobre si España está o no en crisis, desaceleración, ralentización... Debate semántico y de fondo perfecto para acompañar a esos langostinos a los que mejor dejar la cabeza tranquila por eso del cadmio. No será porque hemos hablado poco de elementos químicos/litio en NIUS este año... ). ¿Cuál debería ser su posición respecto a la salud económica? Pues es un poco vaso medio lleno y medio vacío, aunque no está el panorama para tirar cohetes.)
Pero no todo ha sido tan terrorífico este año. Es muy fácil cambiar de tercio estas Navidades. Basta con que diga:
"Duflo, Duflo, Duflo".
Tres veces porque sí... porque Esther Duflo ha sido la segunda mujer en ganar el Premio Nobel de Economía y encima no ha cumplido ni los cincuenta años. Su nombre puede cortar de raíz esos comentarios cenizos tipo: "los economistas no sirven para nada".
En caso de que eso ocurra, vuelva a la carga con esta francesa premiada por su forma de luchar contra la pobreza. Puede contraatacar así:
"Los RCT* (léase "arsití") permiten averiguar qué es lo que realmente funciona. Sí, los ar-si-tí son las mismas pruebas aleatorias que usa la medicina para averiguar si funciona un fármaco. Pues Duflo hace lo mismo para averiguar cómo mejorar la vida de los más pobres".
*(Nota del traductor. RCT = randomized controlled trial, experimentos aleatorios).
Si nota que los comensales no le pillan ponga este ejemplo:
"¿Cuál es la mejor política para que los niños vayan al colegio en África? Quitarles los parásitos intestinales. ¿Cómo se puede aumentar la tasa de vacunación en India? Regalando un kilo de lentejas a las familias que lo hagan. ¿Y que los niños aprendan en la escuela? Contratando profesores de apoyo para enseñar al nivel de cada chaval."
La familia ya tiene bastante para digerir con todo esto, pero si le quedan ganas con el turrón, sugerimos pronunciar otro nombre francés:
"¿Y qué os parece la que ha montado Piketty?" (se pronuncia PI-KE-TÍ).
Prepárese para la batalla campal.
Porque este señor acaba de publicar un libro de más de mil páginas ('Capital e ideología', Deusto) del que muchos van a hablar sin haber leído más de tres. Seamos realistas: a usted tampoco le da tiempo. Quédese con que es un libro sobre la desigualdad, que se remonta a la Edad Media y llega a nuestros días y concluye: la desigualdad es más bien el resultado de teorías ideológicas y políticas y no tanto el resultado de la evolución de la economía y la tecnología.
Y espere a conocer lo más radical del libro: su propuesta fiscal. Piketty plantea una "herencia universal" para romper con esa desigualdad. Un pago para todos que se financiaría con impuestos a los ricos: sucesiones y donaciones. Si está realmente interesado le recomiendo seguir la pista al traductor, Daniel Fuentes:
Lo de Piketty da para varias cenas y comidas. Ya advertimos, mejor guardar esta carta para el final.