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Estamos en España muy de enhorabuena por la fábrica de baterías de Volkswagen en Sagunto. Pero cuidado, en tres meses de 2021 España ha perdido 18.200 puestos de trabajo en automoción respecto al primer trimestre del año pasado, según la Encuesta sobre Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística.
A la marcha de Nissan hay que sumar el anuncio hecho por Wayne Griffiths, presidente de Seat, sobre el excedente de entre 2.500 y 2.800 puestos de trabajo, hecho a finales de febrero. Hace pocos días se ha concretado una oferta a los sindicatos de un plan de prejubilaciones para hasta 1.130 empleados.
Más reciente aún es anuncio del “previsible redimensionamiento” anunciado por Stuart Rowley, presidente de Ford Europa, en la fábrica de Almussafes. Una Ford que acaba de anunciar siete nuevos modelos eléctricos para Europa: ninguno para Almussafes de momento. Y eso que hay un PERTE por medio con el que sería muy factible que se consolidasen ayudas del Next Generation europeo. “Flotan” dos posibles modelos a los que optan tanto Valencia como Saarlouis en Alemania como “planta preferida”, para una Ford que tienen acuerdos conjuntos para el desarrollo de eléctricos.
En cuanto a Stellantis, fue una mala noticia para el país cuando el grupo decidió enviar su tercera fábrica de baterías a Italia. Aquí tienen nada menos que tres fábricas en Vigo, Figueruelas y Madrid donde fabrican hasta seis vehículos eléctricos.
Su director general, Carlos Tavares, acusó al gobierno español de “no haberse movido rápidamente” en una entrevista con diversos medios europeos. Pero es más significativo aún otro de los problemas que señalaba Tavares al comentar que “la proporción de ventas de vehículos eléctricos en España es menor que en otros lugares” ya que un mercado con poca demanda “no es atractivo para los fabricantes”. Esto ya no es una supuesta falta de cintura, sino un problema que se puede se puede llegar a cronificar (Anfac patronal de los fabricantes estima unas ventas por debajo de las 800.000 unidades en 2022, en un mercado natural de 1.300.000 ud./año aproximadamente. Y Sernauto prevé un bajón en la producción de vehículos del -22% pasando de 2,8 unidades fabricadas en 2019 a unos 2,3 millones en este año).
¿Qué podemos ofrecer como país para contrarrestar posibles carencias? ¿Cuáles son nuestras fortalezas? ¿Podemos ser optimistas?.
A corto-medio plazo España podría ofrecer una solución rápida a los problemas europeos con el gas, gracias a nuestras seis plantas regasificadoras de gas licuado. ¿Sería posible montar una factoría en pocos meses? Los fabricantes europeos han buscado alternativas en Marruecos o Turquía ante los problemas de abastecimiento por la invasión de Ucrania ¿Por qué no España?. En cualquier caso sería una solución transitoria.
A medio-largo plazo, podremos ofrecer la que para ellos es la solución ideal, las energías renovables. Y muy en especial la fotovoltáica ya que afortunadamente la península ibérica cuenta con casi el doble de horas de luz solar al año que el resto de Europa, incluyendo Italia, cuya abundancia de sol se da sólo en la zona sur.
Pero lo mejor es que se trataría de una energía relativamente barata por una bajada radical en los costes (cuando sube la electricidad es entre otras cosas porque no hay renovables y los combustibles fósiles han de entrar a cubrir parte de las necesidades).
Red Eléctrica Española hace pública en su web que unos 140 gigavatios de renovables tienen ya permiso de acceso, y de ellos unos 100 gigavatios también de deconexión. Esto quiere decir que en unos pocos años se duplicaría nuestra capacidad de producción de renovables (en unos cinco años hasta que todo se termine de instalar). Esta caída de los precios energéticos debería atraer a muchas empresas y no solo automovilísticas, gracias a la reducción de costes de producción. Pero ya ha empezado a aportar, por ejemplo con las 250 hectáreas del parque con el que Iberdrola aportará una significativa parte de la energía fotovoltáica a la planta de Volkswagen en Sagunto.
Además del precio, esta abundancia ayudará a dotar la producción de relativa mayor estabilidad, porque se triplicará la fotovoltáica (pico de producción: día) y se duplicará la instalación eólica (pico de producción habitual: noche).
Finalmente se trata de una energía que les ayudará a cumplir sus objetivos de descarbonización, lo que la hace cada día más importante no sólo por su imagen pública sino para poder evitar cuantiosas multas económicas.
Por ejemplo el acero y el cemento (entre otros muchos usos, presentes en coches e infraestructuras de carreteras) suponen el 14% del total de las emisiones de efecto invernadero del mundo y el 47% del total de la industria según la consultora McKinsey. Y para reducir esas cifras sólo podrán capturar el carbono en el lugar de producción o bien usar energías renovables, además de mejorar sus procesos.
Pero aún hay más. El hidrógeno verde y los combustibles líquidos dependen de las energías renovables para ser de verdad “sostenibles”. Realmente son “vectores” energéticos y no fuentes energéticas en sí mismos, ya que la energía primaria necesaria para su procesamiento debe proceder por obligación a ser renovable si quieren ser “verdes”. Como vemos todo confluye en las renovables, allá donde nos estamos situando con fuerza entre los primeros lugares de Europa.
Como las placas y los molinos no se colocan solos, provocarán un efecto positivo en el empleo que junto a los ahorros en la factura energética de la población general impulsarán el consumo, también de vehículos y movilidad. Por otro lado, la red nacional de transmisión de electricidad necesitará sustitución, actualización y ampliación a una red inteligente y de alta potencia. Más empleo y, por tanto, demanda. Y antes hablábamos de estabilidad en la producción. La generación abundante hará evidente la necesidad de almacenamiento. Y con ello se potenciará otro negocio que de nuevo generará empleo y seguirá ampliando la espiral positiva.
A pesar de que grupos ecologistas y partidos políticos que se oponen por sistema a la minería, en España hay numerosas materias primas que nos podrían impulsar a un futuro de progreso. Más de 20 proyectos cuya explotación está paralizada por diversas causas -muchas de ellas ideológicas- en más de veinte ubicaciones de nuestro país.
No queremos saber nada de niños explotados en la República del Congo por el coltán o el cobalto, ni tampoco que haya una mina cerca de casa, pero sí tener el último teléfono móvil o tableta y para ello no dudamos en ponernos en manos de una dictadura comunista como China.
Por ejemplo, España importa de Rusia casi un 40% del uranio que utilizan nuestras centrales nucleares, pero en unos 18 meses podría cubrir esas importaciones si se permitiera la explotación del uranio de la mina de Retortillo en Salamanca, un proyecto presentado por Berkeley Minera España. Este es un ejemplo menos conocido que el del litio de San José de Valdeflorez en Cáceres, pero también importante. Neodimio y praseodimio que se encuentran en el paralizado proyecto Matamulas, de Campo de Montiel, donde en cambio se han permitido 16 canteras de arcillas a cielo abierto, tres minas subterráneas de antimonio y una cantera de cuarcita.
En Orense la mina da Penouta, con niobio y tántalo, dos compuestos de coltán; en Vigo el Monte Galiñeiro y en Canarias han aparecido indicios muy esperanzadores de diversas tierras raras en la superficie de varias de sus islas, ya no solo en algunos de sus 120 montes submarinos.
Se ha sabido que la buena oferta educativa de la zona y en concreto en Formación Profesional ha sido uno de los más de cien aspectos que Volkswagen tuvo en cuenta a la hora de elegir Sagunto como ubicación para su fábrica. Al igual que tener cerca a la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), institución que figura entre las mejores politécnicas de Europa. Su capacidad de establecer nuevas líneas docentes en la formación de profesionales ya tuvo un referente histórico con la implantación de Ford en Almussafes en 1975, cuando iniciaron estudios de ingeniería mecánica que se impartieron en la Escuela Universitaria de Ford hasta 2013.
Una formación que también está siendo apoyada en España por EiT Innoenergy, la lanzadera de empresas pero a nivel público del Gobierno europeo. Esta ha creado junto con la industria unos programas máster que vienen implantando desde hace ya unos 10 años. También cuenta con diversos programas de formación para profesionales. En el acuerdo han involucrado a la Escuela de Organización Industrial (EOI), que ya está preparando las primeras formaciones.
A otro nivel, empezando desde la formación más básica, contamos con el máster de diseño y fabricación de baterías de litio que ofrecen la empresa Phi4Tech y la Universidad de Extremadura, cuyo primer curso comenzó en octubre pasado y que es uno de los primeros del mundo.
Más arriba preguntábamos qué podemos ofrecer como país y hemos constatado que tenemos muchas buenas condiciones que ofrecer. La visión energética ya está en marcha, un punto positivo que hay que reconocer al Gobierno. Pero la proyección de otras, como el apoyo a proyectos mineros controlando su retorno, sería fundamental para que la cadena de valor se originase en España desde sus mismos inicios. Esto favorecería la creación de una solidísima cadena de suministro relocalizada, algo que se ha demostrado como fundamental para la industria europea. También el apoyo de las administraciones en el crecimiento y potenciación de la formación específica sería esencial para crear en nuestro país un sobresaliente caldo de cultivo de las industria de automoción del presente-futuro.