El Gobierno avanza en sus planes para reformar el sistema de pensiones, tal y como se comprometió con Bruselas en el Plan de Recuperación. Uno de los próximos objetivos en la hoja de ruta del ministro de Seguridad Social será incrementar las bases máximas de cotización, eliminando el tope que ahora existe. Es decir, ‘destoparlas’.
Las bases de cotización son las cuotas que los trabajadores y empresarios pagan para estar protegidos por el sistema se Seguridad Social.
En el plan de reformas acordado con la UE para acceder a los fondos europeos, el Ejecutivo plantea incrementar la base máxima antes de que acabe el año que viene. De esta forma los trabajadores que ganen más de ese tope que ahora existe, cotizarán más, y recibirán una pensión mayor. Actualmente la pensión máxima alcanza los 2.707 euros al mes en 14 pagas.
Pero, a juicio de José Antonio Herce, experto en pensiones y socio fundador de la consultora LoRIS , esa propuesta está muy lejos de lo que supondría un auténtico destope, que pasaría por subir “desproporcionadamente” la base en pocos años para llegar a que los trabajadores cotizaran por todo el salario que generaran.
“Los números que ha planteado el Gobierno se consiguen, directamente, aumentando la base de cada año un 0,8%. Eso es un aumento muy modesto, que supone, a duras penas, mantener el crecimiento nominal de las bases con la inflación. Eso no es destopar, es el crecimiento normal si queremos que nos actualicen las pensiones con el IPC”. Una revalorización que también se ha aprobado dentro de la reforma del sistema.
A diferencia del aumento de las cotizaciones sociales del 0,6% aprobado dentro del Mecanismo de Equidad Intergeneracional para rellenar la 'hucha de las pensiones', esta medida sí crea derechos para los trabajadores que paguen más y que tendrían que cobrar una pensión mayor.
Pero, sí la intención del Gobierno es aumentar las pensiones en la medida en la que se aumente la cotización, ¿cómo beneficia eso a la sostenibilidad del sistema? Los ingresos extras que se consigan, ¿serán una especie de “lo comido por lo servido”?
Sí, pero no. Porque el aumento de los ingresos se produciría ya, mientras que el de las pensiones no llegaría hasta mucho tiempo después.
Se juega con que el sistema cuenta con más ingresos, pero las obligaciones, que van a ser importantes, se tendrán que pagar dentro de 20 o 25 años, que es el tiempo medio en el que se empezarían a cobrar esas pensiones.
“Es una forma de conseguir ingresos que luego tendrás que devolver con creces, pero eso sucederá muchísimos años más tarde. Puede que quien esté al frente del sistema entonces decida que no puede hacerse. Así que es una medida adecuada para el reequilibrio del sistema, pero una medida sucia, porque enmascara el hecho que las prestaciones pueden no aumentar en el futuro, con lo que habríamos incurrido en una especie de confiscación", explica Herce.
De ser así, dice, perjudicaría a los trabajadores afectados en relación con los que no habrían sufrido el aumento de sus bases de cotización al estar por debajo del máximo.
En realidad la medida no tendrá mucho impacto en la mayor parte de los trabajadores asalariados. Los expertos calculan que menos del 10% de los asalariados ganan más de los casi 49.000 euros brutos anuales en los que está ahora la base máxima.
Donde sí puede repercutir es en las empresas, que pagan la mayor parte de esa base de cotización, en la medida en que determinen que aumentan sus costes laborales.
La medida encarecería la contratación de trabajadores de alto valor, ya que normalmente los salarios más altos representan mayor validez de los trabajadores. Esta dificultad puede hacer perder competitividad a las compañías frente a las de otros países con costes laborales más bajos.