A prueba Hyundai i30: sensaciones potenciadas para un microhíbrido ahorrador y con etiqueta eco
Conjuga una dualidad deportividad-consumos ajustados que no es muy fácil de encontrar junto a su eficacia en carretera
Su conducción produce agrado y es reconfortante tanto si vamos rápido como si mantenemos una marcha más tranquila
Gran sorpresa la que nos hemos llevado con este compacto de libro de Hyundai. Y el motivo es una paradoja que este coche aporta y que no parece que sea posible. Es un coche con 160 caballos de potencia cuyo consumo puede ser muy contenido si cuidamos un poco las formas al conducir. Conjuga así dos espíritus en el mismo modelo: un “deportivo” que a la vez cuida de nuestro bolsillo. De hecho hemos hecho medias de 5,0 litros a los cien, eso sí en autopista y a velocidades legales, una cifra francamente sorprendente para un modelo de su potencia.
¿Se deben en parte a su microhibridación? Pues va a tener que ser que sí, lo cual pone en valor el aporte tecnológico de este compacto de libro.
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¿Cómo es?
Hemos probado el Hyundai i30 1.5 TGDi 48v de 160 CV en acabado N-Line X, uno de los superiores. Desentrañamos la ensalada del nombre, que comienza por la cilindrada de 1.482 centímetros cúbicos, sigue con la denominación de Hyundai para sus motores gasolina, describe sus sistema de hibridación ligera de 48 voltios y termina con los 160 caballos de su potencia.
Medidas de compacto casi “de libro” con 4,34 metros de largo por 1,79 m de ancho y 1,45 de alto. La larga distancia entre ejes es de 2,65 metros, lo que ayuda a aportar una estupenda estabilidad como veremos más adelante. Y el peso de 1.357 kilos está bastante bien teniendo en cuenta los kilos extra que le aportan los componentes para la microhibridación. Su carrocería es de turismo y cuenta con un maletero que está bastante bien para sus medidas, pues acoge casi 400 litros (395 para ser exactos). Homologa cinco plazas y como siempre la central trasera es algo incómoda, aunque podría acoger a un adulto en un traslado medio.
Tiene un motor a gasolina turbopropulsado de cuatro cilindros, 160 caballos de potencia y un empuje de 235 Nm. Tiene automatismo de Stop/Start para ahorrar en las paradas, por ejemplo en los semáforos. Añade un sistema híbrido a 48 voltios que le permite acumular electricidad para ayudar al motor de combustión en momentos puntuales. Este último le proporciona la etiqueta Eco de la DGT.
Sus prestaciones ofrecen 210 km/h de velocidad máxima con aceleración de 0-100 km/h en 8,6 segundos. Su consumo medio combinado es de 6,2 litros a los 100 km.
La tracción es delantera y su caja de cambios, automática de doble embrague y siete velocidades. No cuenta con levas en el volante. Aporta frenos de disco que son ventilados en el eje delantero y llega de serie con unos apropiados neumáticos de 18 pulgadas, y bonitas llantas de serie.
¿Cómo va?
Por más que lo pienso, la principal característica de este coche es que proporciona alegría al conducirlo. Debe ser la potencia que uno nota bajo el pie, que te hace sentir vibrante. Un ejemplo es que al arrancar es casi inevitable evitar un pequeño tirón hacia delante. No es incómodo ni molesto, te da como una especie de aviso: “estoy aquí para lo que quieras”. Y ese “para lo que quieras” luego te hace sonreír cuando viajas por autopista, máxime cuando se trata de un coche muy estable, que frena muy bien y con una dirección precisa que hace fácil la tarea de bregar con las curvas. Esos 160 CV son para este coche la guinda del pastel: si no está no pasa nada porque el coche tiene muchas ventajas y está lleno de contenido y equipamiento, pero indiscutiblemente nos hace disfrutar de lo lindo. Otro punto es que su conducción tranquila también es muy reconfortante.
En el interior las sensaciones de esta versión N-Line X, la más deportiva en cuanto a diseño, se notan. El cuadro de instrumentos es fácil de usar y llamativo sin pasarse, el volante muy agradable, los asientos recogen de lujo y la palanca del cambio es preciosa.
Cuenta con tres modos de conducción: Eco, Normal y Sport, que se manejan con un botón en la consola. La diferencia no es mucha, pero el Sport sí que aporta algo más de viveza a la llama.
Y el Eco sin duda ayuda a contener los consumos. Unos consumos que nos sorprendieron viajando por autopista a velocidades legales (sin mucho peso, eso sí) poniéndonos en el ordenador un gasto de 5,0 litros a los cien kilómetros. En ciudad sí que sube colocándose alrededor de los 5,8 l/100 km. Si tenemos en cuenta que su consumo medio combinado oficial en ciclo WLTP está fijado en 6,2 l/100 km, hay que pensar dos cosas: la primera que se trata de un consumo oficial acertado y la segunda que dada su potencia se trata de un consumo muy aceptable para un modelo de sus características.
El interior es espacioso y delante está bien surtido de huecos para objetos. Detrás las plazas son bastante amplias tanto en anchura para hombros, hueco para piernas y altura para la cabeza. La quinta plaza, la central trasera, se aprovecha de un resalto bastante reducido para tener algo más de espacio que en otros coches.
Los materiales son dignos sin ser lujosos, pero eso sí, están diseñados con un agradable estilo deportivo. La unidad probada tenía un ligero “grillito” que aparecía y desaparecía, curiosamente le gustaba mucho más la ciudad.
¿Interesa?
La gama es completísima con un motor a gasolina de 110 CV y cambio manual de 6 velocidades desde 15.520 euros. Hay dos diésel de 116 CV y 136 CV. También cuenta con otro gasolina microhíbrido a gasolina de 120 CV ya con etiqueta Eco desde 19.595 €. Y se pueden elegir diferentes carrocerías, la que aquí presentamos que es la del compacto de toda la vida, una “Fastback” o coupé con un tercer volumen para el maletero e incluso una familiar con un enorme maletero de 602 litros de capacidad. Son precios financiando y con todos los descuentos.
El caso es que la unidad probada alcanza los 28.545 euros financiando y que si miramos su PVP es de 34.445 euros. Es un buen dinero, pero lo cierto es que el coche llega hasta arriba de equipamiento de conectividad, infoentretenimiento, seguridad activa y pasiva, ayudas a la conducción... Y además está al nivel de precio e incluso por debajo de algunos de sus competidores de elevadas potencias.
En fin, que hay i30 para todos y que su relación calidad-precio nos convence. Lo puedes ver en su configurador . Aún más nos convence su disfrute-precio, una relación que es algo más subjetiva, pero que a mi entender también debe tener su apartado en nuestro corazoncito. Sobre todo cuando iniciamos un compromiso de largo recorrido.