La privacidad en internet, un reto colectivo como el cambio climático
Entrevista a David García, investigador sobre el impacto de las redes sociales en nuestras vidas
"Es un error afrontar la protección de la privacidad desde el punto de vista individual"
Ni Mark Zukerberg sabe lo que son. Esa es al menos su respuesta cuando le han preguntado por los “perfiles en la sombra”. El término puede sonar a película de terror cibernético y tampoco quedaría lejos de la realidad... ¿O es que no da miedo que Facebook tenga información sobre nosotros que ni siquiera le hemos dado?
Ahora mismo la red tiene más de 2.200 millones de usuarios, "pero tener información sobre el resto de la población le permitiría acceder a casi todo el mundo que se conecte a Internet", advierte David García, investigador sobre Bienestar Emocional en la Sociedad Digital en la Universidad Médica de Viena.
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Estos "perfiles en la sombra" se descubrieron tras un hackeo cuando varios usuarios afectados se dieron cuenta de que la red social tenía datos que ellos nunca habían compartido. Hablamos por ejemplo de todos los teléfonos de una lista de contactos.
“Hay dos partes en este problema”, explica este experto en privacidad. “La persona que tiene una cuenta en FB acepta unas condiciones a cambio de recibir un servicio. Pero el ciudadano que está fuera de la red no tiene ningún tipo de control sobre lo que se sabe de él. Está totalmente indefenso. De momento, no hay evidencia de esos perfiles en la sombra se estén creando, pero sí sabemos que tecnológicamente es posible".
Pregunta. Además de mi número de teléfono, ¿qué más puede saber Facebook de mí si no estoy en su red social?
Respuesta. Puede saber cosas de ti por deducción, aunque no seas usuario. Puede deducir donde trabajas si tu número aparece en varias listas de contactos de personas que trabajan en un mismo lugar. Igual puede saber dónde vives, tu edad, tu orientación política... Todos podemos deducir información sobre la gente que apenas conocemos, pero la precisión de FB es muy potente. Eso es más peligroso, no solo para un individuo, sino para la sociedad en su conjunto.
P. ¿A qué tengo que tener miedo?
R. En la cuestión de la privacidad no todos somos iguales. Hay personas más vulnerables porque el estado de salud, la orientación sexual o la religión no son tratados de la misma forma en todas partes. Aun así, repito, el verdadero riesgo es para la sociedad. Si nos acostumbramos a vivir sin privacidad es posible que en unos años cambiemos nuestra forma de relacionarnos.
P. ¿Es FB quién más sabe sobre la humanidad?
R. Google y Amazon tienen tanta o más información de nosotros como FB, pero la red social fue la que vendió datos de sus usuarios a terceros. Eso ha hecho que el foco esté puesto en ella.
P. Y si FB tiene tantos datos ya, ¿por qué está dispuesta a pagar ellos?
R. No van a conseguir información muy trascendental si lo comparamos con la de datos que regalamos cuando nos descargamos determinadas aplicaciones. Te sorprendería ver a lo que dices "sí" cuando te bajas una simple linterna en tu móvil. Posiblemente los datos por los que pague ahora FB le permitirán validar y utilizar información que ya tiene. Y con eso le estás ayudando a deducir sobre la vida de otras personas.
P. De acuerdo, no venderé mis datos. ¿Qué más puedo hacer para protegerme? ¿Leo mejor los términos de mi contrato con FB?
R. Es un error afrontar la protección de la privacidad desde el punto de vista individual. No hay una forma de resolverlo por uno mismo. Se trata de un problema colectivo como el del cambio climático y hay que llegar a acuerdos globales para solucionarlo.
El lado bueno de la red social
García admite que ya no usa casi su cuenta de FB. Lamenta que escándalos como el de Cambridge Analytica (la red compartió datos de sus usuarios con esa consultora de campañas políticas) nos hagan olvidar la utilidad de este invento para la sociedad. "En países menos desarrollados FB sirve para ayudar a la gente a encontrar empleo. Hasta consigue contribuir a superar las barreras que marca la desigualdad de género en países donde esta es más acusada".
“Ahora estamos como en el salvaje oeste y hay que poner reglas. Solo hay dos alternativas: o creamos el marco para hacer que funcione o acabaremos abandonando esta tecnología”.