Las redes sociales pueden convertirse en un futuro muy próximo en nuestros bancos y eso asusta a la banca tradicional muy protegida por la hiperregulación del Banco Central Europeo. Principalmente en China, pero también en otros países como Perú, el avance de los préstamos personales a través de aplicaciones como WhatsApp o versiones locales es ya una realidad. Financian sobre todo el consumo de bienes y han tenido tanto éxito que el caso del gigante asiático sus autoridades ya están preocupadas por los excesos de estas plataformas que aplican condiciones poco transparentes para los usuarios.
Alfredo Arahuetes es profesor de Economía de Comillas ICADE y cree que no está muy lejos el momento en el que los créditos al consumo a través de estas plataformas de mensajería masiva sean una realidad. En China, las más poderosas de estas plataformas, Wechat o Alipay ya dejan dinero a sus usuarios actuando como una banca tradicional aunque sin financiarse en los mercados de dinero cómo sí hace esta.
Se trata de una consecuencia lógica del exceso de liquidez que existen en los mercados y la necesidad de rentabilizar ese capital en un contexto de tipos 0 o negativos.
La regulación de los mercados actúan como la principal barrera para que estas operaciones de las grandes aplicaciones de mensajerías lleguen a Europa, pero es solo cuestión de tiempo. Arahuetes cree que estas normas de control de los mercados son importantes ya que "garantizan que los procesos se hacen en las condiciones en las que no haya abuso por ninguna de las partes", pero al mismo tiempo advierte contra el celo regulatorio que puede inhibir el desarrollo de nuevas herramientas financieras en el mercado. Según este experto la situación actual en Europa podría estar más en la línea de dar tiempo a la banca tradicional para que se adapte e incorpore a sus modelos de negocios las nuevas tecnologías con los que trabajan estos nuevos operadores.
Por otro lado, en un plano diferente a esta realidad de los préstamos por las redes sociales, las necesidades de financiación de empresas y particulares que tradicionalmente estaban a cargo de la banca empieza a ahora trasladarse a las conocidas como Fintech qué básicamente son empresas de carácter financiero que incorporan en su modelo de negocio las nuevas tecnologías. Esta unión de tecnologías de la información, 'big data' y aplicaciones y dispositivos móviles es lo que las sitúa en un plano diferente a los bancos de toda la vida y los nuevos canales de financiación que ya despuntan en China, por ejemplo.
La pregunta es: ¿de dónde obtienen el dinero si no recurren a los mercados tradicionales? Arahuetes explica que no hay ningún secreto, simplemente se 'tokenizan' estos créditos a través de 'blockchain' pasando a tener un valor en sí mismo y pueden ser vendidos o intercambiados con otras Fintech. Son empresas que buscan inversores con capacidad financiera suficiente para apoyar financiar proyectos.
Empresarios o particulares que ven cómo los bancos les deniegan un préstamo acuden a estas nuevas empresas con doble alma, financiera y tecnológica para acceder a créditos con tipos de interés más altos y plazos más cortos con los que poder sacar a delante inversiones, reformas o adquisiciones de bienes o servicios.
Lo más curioso es que son empresas que evalúan sus riesgos de una forma diferente a cómo lo ha hecho la banca tradicional que mira los ingresos y el endeudamiento y a partir de cierto nivel corta el grifo de la financiación. En estos casos, lo que se comprueba es si eres una persona que ha fallado otras veces y las características de este. Tampoco se piden garantías. Se trata de un mercado que planta cara a las entidades bancarias allí dónde ellas fallan al mercado.
Para este experto en economía de la Universidad de Comillas estas nuevas fuentes de financiación como las que goza la población china no es un fenómeno nuevo. Arahuetes pone como ejemplo la tarjeta de unos conocidos grandes almacenes españoles que permiten la financiación a la carta de la compra de bienes o servicios, "un sistema lo más parecido a lo que hemos hablado de WhatsApp chino", concluye.
Pero no es el único ejemplo. Desde hace una década y como consecuencia del retroceso de las concesiones de crédito por parte de bancos y otras fuentes de préstamos para comerciantes, empresas como Amazon empezaron a ofrecer dinero a algunos de sus vendedores en la Red, para ayudarles a disponer del estocaje y la logística suficiente como para impulsar el crecimiento de su gigantesco mercado a través de Internet.
De esta forma, los vendedores pueden contratar préstamos a través de sus cuentas existentes en Amazon y, si son aprobados, reciben el dinero en un plazo de unos cinco días. Lo que hace Amazon es cada mes deducir automáticamente de las cuentas de los vendedores las amortizaciones correspondientes.