Los más de cuatro millones de euros que el Rey emérito ha abonado a Hacienda para regularizar su situación fiscal salieron de los bolsillos de un grupo de amigos del exmonarca. Todos ellos firmaron contratos con los que se garantizar el origen del dinero y se evita el pago de impuestos que sí llevaría aparejado en el caso de que se tratara de una donación, es decir, que no se tuviera que devolver ese dinero.
Los préstamos entre particulares, entre dos personas físicas, son legales y están regulados: están sujetos al Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, pero exentos de tributación. Eso significa que hay que informar a Hacienda de ellos, pero no hay que pagar impuestos por realizarlos.
Estos tipos de préstamos pueden ser realizados ante notario o mediante un contrato privado entre las partes. Es importante que todas las condiciones de la operación queden recogidas en un documento por escrito que debe incluir:
Los contratos para realizar préstamos entre particulares tienen varias ventajas: por un lado son más flexibles y rápidos que los solicitados a entidades financieras y, además, permiten eliminar la presión tributaria. Aun así, estas operaciones tienen que ser comunicadas a Hacienda presentando el contrato firmado entre las partes y el comprobante del movimiento del dinero entre las cuentas bancarias de los implicados.
Para liquidar el impuesto, por el que no hay que pagar, la persona que recibe el dinero tiene que presentar el modelo 600 en la oficina de la Agencia Tributaria que le corresponda y marcar la casilla “exento”. Este trámite debe realizarse en un plazo máximo de un mes desde la firma del contrato original.
Además, si el préstamo no ha sido gratuito, los intereses recibidos por el prestamista deben incluirse como ganancias en la declaración de la Renta.