Primer día laborable de 2022 y la luz está en los 150,5 euros el megavatio hora. Hace dos semanas, cuando batíamos récord tras récord, los indicios apuntaban a que arrancaríamos el año por encima de los 300 euros. Pero, tras alcanzar su pico máximo el 23 de diciembre, el precio mayorista de la electricidad ha caído un 61%.
Una bajada que se explica principalmente por el repentino descenso del precio del gas, que llevaba meses imparable. Tras anotar máximos históricos a mediados de diciembre, por encima de los 170 euros, los futuros del gas europeos para el primer cuatrimestre de 2022 han caído en torno a un 60%. Casi al mismo nivel que cuando se anunciaron las medidas para rebajar la luz en septiembre. En respuesta, el mercado eléctrico español también ha rebajado sus previsiones de precios. Apunta de nuevo a una luz por encima de los 200 euros "solo" hasta marzo, cuando llegó a vaticinar esos precios hasta mayo.
A pesar de ello, hay varios factores que mantendrán la incertidumbre energética los próximos meses. Los precios dependerán de los temporales invernales, la situación geopolítica entre Rusia y Ucrania, la apertura del gasoducto Nord Stream 2, la aplicación de nuevas políticas energéticas desde la UE...
Unos factores que ya transformaron el precio de la luz en una montaña rusa este 2021. Ha sido el año con la electricidad mayorista más cara desde 2008: 111,38 euros/MWh de media. El análisis se vuelve más agorero si lo comparamos con el 2020, cuando la irrupción del coronavirus frenó la demanda energética. En 12 meses hemos pasado del año con la luz más barata a la más cara. La media anual se ha triplicado en este tiempo.
Este 2021 no empezó mal. Y eso que tuvimos la visita de Filomena. Los precios de enero se mantuvieron en cifras similares a los últimos años prepandemia. La media de febrero, a 28,49 euros/MWh, fue más baja que en el lustro previo. Marzo también mantuvo la compostura. Pero, a partir de abril, el caballo se desbocó.
Una subida de los precios mayoristas que empezó a llegar a los consumidores domésticos. Especialmente a aquellos en el mercado regulado, la famosa tarifa PVPC. Ante una curva cada vez más pronunciada, el Gobierno planteó en junio una serie de medidas para rebajar la factura, plan que amplió en septiembre. España también pidió a la Comisión Europea que los países miembro realizaran compras conjuntas de gas para casos de emergencia, pero sin mucho éxito.
Transición Ecológica se puso manos a la obra: la rebaja del IVA eléctrico al 10%, la bajada del Impuesto Especial de la Electricidad al 0,5%, la suspensión del Impuesto sobre el Valor de Producción de Energía Eléctrica (del 7%), reducción del 96% de los cargos del recibo, mayor protección a los beneficiarios del bono social… Una solución con la que esperaban capear el temporal primero hasta diciembre, luego hasta marzo de 2022 y, ahora, hasta el 30 de abril del año que viene.
Las cifras fueron superando las peores previsiones, hasta rozar un récord de 383 euros/MWh el 23 de diciembre. El duodécimo mes del año 2021 cerró con la luz más cara de la historia: 239,17 euros/MWh de media mensual. Casi 40 euros por encima de octubre, el segundo mes más caro.
En esos 31 días se superó la barrera de los 300 euros durante nueve jornadas consecutivas. Esta cifra nunca se había alcanzado en el mercado eléctrico español hasta ahora. Récords similares se rompieron en toda Europa, con países como Francia, Alemania e Italia superando los 400 euros el megavatio hora. España se ha salvado de esto en parte gracias a la energía eólica, que ha batido récords de generación y se ha convertido en la principal fuente de energía nacional, por encima de la nuclear.
Con las rebajas en mano, el Ejecutivo de Pedro Sánchez lleva repitiendo desde hace meses una promesa complicada: que los españoles pagarían lo mismo que en 2018 en la factura de la luz. Pero, para ello, el Gobierno se escuda en que los hogares con tarifa libre, menos susceptibles a los vaivenes del mercado, compensen la subida, que ha afectado en mayor medida a los clientes de la tarifa regulada.
Las estimaciones gubernamentales tampoco tienen en cuenta a los grandes consumidores como las empresas (que además no se han visto beneficiadas por algunas de las rebajas fiscales), que acusan el encarecimiento de la luz en la producción. Una situación que pone en peligro la recuperación de España y la UE tras la pandemia. El alza del coste energético es la principal explicación de la subida del IPC que vemos en toda Europa y que en España ha llegado al 6,7%.
Habrá que ver si la luz en 2022 impulsa o frena la economía. Dependerá de si el gas y la luz se comportan como una atracción de feria sin grande sobresaltos o una montaña rusa digna de PortAventura.