La nueva normalidad loca de las peluquerías: cita previa, lista de espera, desinfecciones y cada uno con un cliente
Las listas de espera pueden llegar a 300 personas, pero el sector prevé cierres aunque la nueva normalidad
Los mayores de 65 años tienen preferencia y no se pueden usar los baños
Las peluquerías se quejan de la falta de tiempo y las dificultades para trabajar
Veremos si el tijeretazo a la hora de poder trabajar sale rentable, que no está claro. La apertura de peluquerías y pequeños comercios con cita previa o de restaurantes que vendan comida para llevar son algunas de las medidas que han entrado en vigor este lunes en vigor en España dentro de la fase 0 de la desescalada de la pandemia y que se unen a los paseos y la práctica deportiva individual ya vigentes. Todo el país ha empezado la desescalada en esta fase 0 excepto las islas de La Gomera, El Hierro, La Graciosa y Formentera, donde el estado de la pandemia ha permitido que entren directamente en la siguiente fase, la 1. Pero la nueva normalidad nos va a costar.
Desde este lunes, en todo el territorio nacional se permite la apertura de restaurantes y cafeterías que puedan servir pedidos para llevar y que deberán realizarse por teléfono o por internet. También pueden abrir comercios de hasta 400 metros cuadrados con cita previa para la atención individual (un empleado por cliente), y con una distancia mínima de 2 metros. Únicamente en las cuatro islas que entran directamente en la fase 1 estarán permitidas reuniones de hasta 10 personas dentro y fuera de casa, manteniendo la distancia de seguridad de dos metros, o la apertura de terrazas al 50 % de su capacidad, entre otras medidas. Y en los transportes, mascarilla obligatoria.
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Levantan el confinamiento las peluquerías con demasiados seguidores y con muchas medidas de seguridad. Sillones vacíos para garantizar dos metros entre los clientes, sólo se atiende con cita previa y a un usuario por trabajador. Además, ni se pude esperar dentro del establecimiento, ni usar el baño, y los mayores de 65 tienen preferencia durante el horario de sus paseos. Preparados todos los peluqueros con mascarillas y productos de limpieza de manos. Además, deben desinfectar diariamente los uniformes y el puesto de trabajo en cada turno. Algunos mantienen la persiana arriba durante más de doce horas para intentar que el tijeretazo sea rentable
En las peluquerías de toda España los términos son los mismos. Locura de peticiones, listas de espera, y un trastorno importante a la hora de implantar las medidas de seguridad -mascarilla, gafas protectoras, guantes, desinfecciones constantes, turnos--.
En esta 'fase cero' de la desescalada frente a la Covid-19, --que únicamente permiten un cliente por cada trabajador provocar--, acarrearán pérdidas de entre el 60 y el 70% en los establecimientos de mujeres y de alrededor de un 30% en los de hombres. No se puede trabajar como habitualmente obviamente.
La forma de trabajar habitual podía hacer que un mismo profesional llevara a tres clientas a la vez: mientras una está con las mechas puestas, otra pasa a corte y otra a lavado. Sin embargo, ahora no podrá coger a una nueva clienta hasta que no acabe con la que está, de modo que mientras se deja puestos productos como el tinte, mechas o tratamientos para el cabello, no podrá hacer otra cosa.
"La restricción de "un cliente por peluquero nos va a perjudicar muchísimo. Podemos estar más 40 minutos sin hacer nada", cosa que repercutirá en caja, es una de la quejas más comunes.
Las quejas sobre la normativa, que ha salido "tarde y con lagunas" por lo que muchos han preferido no abrir ya que "hay aspectos que no se concretan y pueden crear confusión. Pensábamos que íbamos a ser de los últimos en abrir porque tenemos un contacto muy directo con la gente", señalan algunos. Recuerda también que peluquerías y centros de estética donaron material para profesionales sanitarios (guantes, capas desechables, etc) y ahora muchos están "a la espera" de que les suministren a ellos ese material.
El gremio cree que habrá más aperturas en la fase uno pero que en el camino habrá "muchos" cierres de negocio, pues la forma de trabajar ha cambiado con la crisis del Covid y lo harán "con el freno de mano echado" y "con gastos añadidos" que, o repercuten en el cliente, o tiene que asumir el negocio.
Algunos han optado por la vaporización de ozono en su establecimiento, donde ha remarcado que se desinfecta el calzado de los clientes y se trabaja con equipos de protección individual. Además, en algunos casos se atiende a colectivos vulnerables en una sala diferenciada y de modo individual.