Ernest Reig, economista: “Parte del poder de atracción de Madrid es fruto de decisiones políticas y eso tiene un coste”
Ximo Puig, el presidente de la Generalitat Valenciana, se refirió a la Comunidad de Madrid como “una gran aspiradora”
Cerca de 16.000 contribuyentes cambian su residencia fiscal a Madrid cada año, según el estudio de IVIE
Hace unos meses, la Generalitat Valenciana encargó un informe a un laboratorio. Pocos sabían de su existencia hasta el pasado lunes. Fue el día en el que el presidente Ximo Puig (PSOE) se refirió a Madrid como “una gran aspiradora” que absorbe recursos, población y redes de influencia en “detrimento” de los demás territorios.
El estudio en cuestión lo había realizado el IVIELab, el laboratorio de análisis y evaluación de políticas públicas financiado por la Generalitat. “Nos llegó el encargo de estudiar el papel de la capitalidad”, explica Ernest Reig, director del informe y Catedrático de Economía Aplicada (Universitat de València). Una de las conclusiones es que Madrid debería dejar de bajar impuestos. Dado que la comunidad goza de ventajas por ser la sede del Gobierno, “debería renunciar a una estrategia fiscal en la que, apoyándose en las mismas, perjudica a otras comunidades”.
“Esto es una realidad”, insiste Reig. La fuerza de atracción que ejerce la capital, según este estudio no es inevitable. “La cosas deberían hacerse de otra manera”, argumenta el investigador. “Si este estudio anima a más gente a trabajar sobre el tema con más detalle todavía, podremos tomar mejores decisiones”.
Pregunta: El poder de atracción que ejerce Madrid, ¿no entra dentro de lo normal siendo la capital del país?
Respuesta: Lo que ocurre es que una parte de ese poder de atracción es resultado de decisiones políticas. Esto tiene un coste: agudiza la desertificación de otros territorios y dificulta la capacidad de competir de otras regiones metropolitanas. Las grandes urbes no son sólo Madrid. Otras pueden jugar un papel motor.
P: Pero, ¿no se tiende a mega urbes en este modelo de capitalismo que tenemos?
R: El modelo de centralizarlo todo en la capital no es el único posible. Hay países como Alemania que tienen una estructura de distribución distinta. El banco central no está en Berlín, sino en Fráncfort. Eso es una decisión muy importante. Los institutos de investigación están en Baviera. Y en Estados Unidos hay planteamientos para llevar agencias estatales fuera de Washington.
P: En España se intentó. Se trasladó la Comisión Nacional del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) de Madrid a Barcelona. No funcionó.
R: Lo que ocurrió es que la gente que trabajaba en la agencia quería seguir en Madrid y los empleados de la institución tienen influencia. Pero no es un fracaso del modelo.
P: ¿Qué organismos se plantean ustedes que podrían salir de Madrid?
R: En el estudio se menciona, por ejemplo, el consejo superior de actividades científicas (CSIC), el Banco de España, la UNED, la entidad que regula los ferrocarriles... Hay muchas administraciones que no tienen un requerimiento geográfico que les obligue a estar en Madrid.
P: ¿Han calculado cuántos empleados públicos se podrían trasladar?
R: No, pero sí sabemos que en la capital está el 29% de los funcionarios, cuando la población de la comunidad representa el 14% del total. Existe un plus importante de concentración de empleados públicos y eso crea mercado, genera facilidad para que las empresas se relacionen. Todo esto a su vez se traduce en ventajas competitivas fruto de las decisiones políticas.
P: ¿Cómo?
R: El 72% de las licitaciones que hace el sector estatal se realizan en Madrid. Y de ellas, tres de cada cinco se adjudican a empresas con sede en la capital. Eso quiere decir que esas compañías tienen una ventaja importante por muchas cosas: proximidad física y contactos personales, entre otras. Una compañía en Sevilla, Zaragoza o Valencia lo va a tener más difícil... Que no nos estrañe que las compañías se concentren en Madrid.
P: ¿Eso también lo han analizado?
R: El 44% de las 1.000 mayores empresas del país tienen su sede en la capital.
P: ¿No será también porque Madrid está mejor comunicada?
R: Eso es también resultado de decisiones políticas. En lo que llevamos de siglo, el 34% de las inversiones aeroportuarias se han hecho en Madrid. Para un ejecutivo es más fácil ir en un día a París o Londres. Lo mismo ocurre con el ferrocarril y el planteamiento radial de las comunicaciones. No hay un tren de alta velocidad entre Valencia y Barcelona. Tampoco existe un corredor Mediterráneo en la zona que concentra la mayor parte de las exportaciones del país
P: Sobre la cuestión de los impuestos, eso de ‘Madrid nos roba’, ¿es cierto?
R: No entiendo bien esa expresión ni a qué se refiere. Pero me parece muy desafortunada porque contribuye a generar emociones y de lo que se trata es de ver los números. La cuestión es analizar cómo funciona el sistema de financiación de las comunidades.
P: Ustedes hablan de competencia fiscal en su estudio, ¿por qué?
R: La Comunidad de Madrid se beneficia de una renta por ser la capital del país y utiliza eso para rebajar impuestos y competir. Es una de las regiones que más ha utilizado su capacidad para modificar tributos.
P: Competir en este caso suena mal...
R: Nadie trata de perjudicar a los demás. No es eso. Lo que pasa es que, como muchas cosas en la vida, esas decisiones tienen consecuencias. Eso es lo que tratamos de analizar en el estudio. En Madrid hace años que se tomó la decisión política de bajar impuestos y eso tiene consecuencias.
P: ¿Cuáles?
R: Si tienes una política de ingresos bajos dispones de menos dinero para prestar servicios públicos básicos. ¿Y quién se beneficia de esos servicios? Las personas con menos renta que no se pueden pagar un seguro médico o un colegio privado. Y también se genera un efecto de competencia con otros territorios: hay gente que puede trasladar su residencia a Madrid para pagar menos impuestos. Esos ingresos los dejan de recibir otras regiones.
P: Según sus datos, más de 16.000 contribuyentes cambian su residencia fiscal a Madrid cada año.
R: Hemos visto que la mayor parte de los movimientos de los contribuyentes que cambian de residencia se concentra en Madrid. El 63% de la gente que entra y sale de una región, termina en la capital. Esto antes no pasaba. Y el cambio coincide con la introducción de los cambios fiscales en la comunidad.
P: Ese incremento, ¿no es fruto del dinamismo económico de la capital? La gente encuentra trabajo allí y se muda...
R: Puede haber una parte de esto pero también hay movimiento de gente que puede cambiar su residencia fiscal porque tienen un patrimonio muy elevado. Existen los dos efectos.
P: ¿Tanto suponen esas rebajas fiscales?
R: Hemos calculado que la Comunidad de Madrid renuncia a 4.100 millones de euros de recaudación al año por sus rebajas fiscales. Son unos 636 euros menos por cada madrileño. Es la región más rica de España, pero cuando hablamos de ingresos por habitante es de las últimas.
P: Hay quien sostiene que bajar impuestos genera crecimiento.
R: Sí, es un argumento. Pero luego cuando llegan situaciones de dificultades y no tienes los recursos sanitarios suficientes. Es la otra moneda de esto. La región que podría tener el mejor sistema sanitario del país, no lo tiene.
P: Esos millones que dejan de ingresar, ¿no se compensan con un mayor crecimiento económico?
R: Sí, en gran medida por el incremento de la población y por tener bases imponibles —sueldos— altas. Una explicación es la creación de movimientos migratorios de gente cualificada. En el caso de Madrid, hemos visto que esos flujos de personas en busca de trabajo se basan fundamentalmente en personas con estudios universitarios. No ocurre lo mismo en otros lugares donde se atrae a trabajadores con un nivel educativo más bajo.
P: El contraargumento de que el resto de comunidades haga lo mismo que Madrid, es decir, bajar impuestos, ¿no es válido?
R: En la Comunidad Valenciana tenemos la peor financiación per cápita. Si encima bajamos impuestos, entonces cerramos hospitales y universidades.