El invierno, según el calendario, arranca este martes en Europa. Y justo veinticuatro horas antes se ha desatado un nuevo capítulo en la crisis energética del continente. La luz y el gas en los mercados vuelven a zona de máximos aupados por nuevos factores que complican todavía más la difícil situación.
Por un lado, Rusia ha empezado a reducir este fin de semana los envíos de gas a sus clientes europeos por el frío inminente que asolará su país en los próximos días. Si los inversores ya estaban nerviosos, el nivel de locura ha subido unos grados más. Y por eso fuera poco, Francia ha tenido que parar de forma imprevista cuatro de sus mayores reactores nucleares.
El creciente nerviosismo ha tenido su reflejo claro en los mercados: el gas con entrega en enero ha subido un 7,7% hasta un nuevo máximo. En consecuencia, esta jornada una docena de países europeos pagan más de 400 euros el megavatio hora por la electricidad.
Aunque España no alcanza estas cotas, nos quedamos 'sólo' en 327 euros MWh, el Gobierno sigue su cruzada reclamando medidas ante la Unión Europea (UE). La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera ha reiterado este lunes en Bruselas el mensaje: "No podemos testigos mudos frente a esta situación que impacta en las familias, en los hogares, pero también en la industria en general, en la capacidad de recuperación", ha recalcado. Palabras que llegan después de que la semana pasada se dinamitaran las negociaciones sobre las compras conjuntas de gas.
La realidad avala en cierto modo la posición del Gobierno español: la crisis parece lejos de solucionarse. Las reservas europeas se encuentran al 60% de su capacidad, un mínimo sin precedentes para esta época del año. Y Rusia, principal proveedor del Viejo Continente, ha reducido sus envíos. "Básicamente, se han desplomado las temperaturas, con previsión de máximas en -17 grados para pasado mañana. Por eso están reteniendo más gas para su consumo interno", apunta Aleix Amorós, asesor externo en un fondo inversión.
Hay tres vías principales por las que el gas ruso, gestionado por la empresa estatal Gazprom, llega a Europa:
Aunque el Yamal es el conducto que de por sí menos gas bombea al noroeste de Europa (el 10% del total), la caída del flujo ha sacudido los mercados. A esto se suma la crisis fronteriza de Ucrania y Rusia. Bruselas asegura que si Moscú a sus vecinos pagará "un precio enorme" en forma de sanciones y un bloqueo indefinido al nuevo gasoducto con origen ruso, el Nord Stream 2. Muchos ya han acusado a Rusia de cerrar el grifo del gas para forzar la puesta en marcha de esta infraestructura (pendiente del visto bueno de las autoridades alemanas). Desde el Kremlin niegan esta estrategia.
Otra importante vía de combustibles fósiles, Libia, también preocupa. A unos días de las elecciones nacionales, la llegada de petróleo desde el Sahara a los puertos del Norte ha sido cortada por el grupo paramilitar PFC. En circunstancias normales, el país africano, que es la mayor reserva de crudo del continente, puede producir 1,2 millones de barriles por día. Con otros incidentes similares, el bombeo ha bajado hasta 100.000 unidades.
En este escenario geopolítico, la carísima jornada eléctrica de este martes podría ser la primera de muchas. Además, apenas estamos al comienzo de la época más fría y oscura en la mayoría de regiones norteñas, lo que implica más demanda de luz y calefacción. Si las malas previsiones meteorológicas se acumulan a lo largo de la estación, la situación podría empeorar.
Y no se pueden descartar otros imprevistos, como ha ocurrido con Francia. La empresa EDF apagó el pasado viernes cuatro de sus reactores nucleares más potentes (los de Civaux y Chooz) por una advertencia sobre seguridad del regulador nacional. Así, 14 de los 56 reactores del parque francés (genera dos tercios de la energía del país) estarán en parada hasta el próximo 23 de enero.
El percance, además de afectar al mercado europeo en su conjunto, ha disparado los contratos franceses del gas para enero. También ha causado que nuestros vecinos tengan el megavatio hora más caro de este martes, a 443 euros, 115 euros por encima de España.
Aunque, vista la tendencia alcista del mercado energético europeo y la incertidumbre que le rodea, no sería extraño que nuestro país superase la cifra de 400 euros/MWh en algún momento del invierno. Si bien es cierto que dependemos del gas argelino más que del ruso, al final todos los mercados nacionales de la UE están conectados e influenciados por el índice de referencia en Europa.