La década perdida de los hogares
La pandemia echa por tierra el esfuerzo de las familias, que necesitaron 10 años para recuperarse de la crisis económica
La crisis económica de 2009 afectó durante muchos años a las familias españolas. Tras unos primeros efectos muy negativos en ingresos, gastos y empleo, a mediados de 2014 se inició una recuperación que culminó en 2019, cuando los hogares pudieron, por fin, recuperar los niveles de bienestar perdidos en 10 años.
Pero en apenas cuatro meses de pandemia COVID-19 este avance se ha venido abajo. Y los hogares han pasado de presentar en 2019 los mejores indicadores en una década, a registrar a mediados de 2020 los peores en 10 años, e incluso más.
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El año pasado el gasto medio por hogar se situó en 30.243 euros, recuperando así el nivel que tenía en 2009, de 30.245 euros. Desde el inicio de la crisis económica la capacidad de consumo de las familias llegó a caer hasta en 3.000 euros, fijando su mínimo en 2014, con apenas 27.000 euros, según la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE.
Pero en ese año 2014 se produjo el punto de inflexión y los hogares comenzaron a incrementar su gasto hasta niveles pre-crisis económica. Esto se debió, principalmente, a la mejora de los ingresos y a la reducción de los niveles de ahorro.
El ingreso medio por persona alcanzó los 11.680 euros en 2019, superando en más de 300 euros los 11.318 euros de 2009.
Por su parte, la tasa de ahorro se situaba en el entorno del 7% de la renta disponible de las familias a mediados del año pasado, frente a niveles superiores al 12% de 10 años antes, cuando los hogares empezaban a preservar su dinero ante la crisis que se cernía sobre ellos.
En buena forma
El buen estado de forma de las familias españolas se reflejaba también en 2019 en otros indicadores. Así, el porcentaje de hogares que llegaban a final de mes con mucha dificultad era del 7,4%, la mitad del 14,8% de 2009. Y apenas un 6,9% tenían retrasos en pagos relacionados con la vivienda principal (como la hipoteca, el alquiler, recibos de gas, luz o comunidad…), el porcentaje más bajo desde 2008.
Además, la tasa de pobreza y riesgo de exclusión social se situaba en su menor nivel en 10 años.
En cuanto al empleo, España tuvo en 2019 una media de 19.779.300 ocupados, de 3.247.800 parados y una tasa de paro del 14,10%, según la Encuesta de Población Activa (EPA). En los tres casos, las mejores cifras desde 2008.
Cambio de rumbo
La irrupción del coronavirus ha echado por tierra los avances registrados por las familias españolas en estos 10 años. En apenas cuatro meses de pandemia los indicadores económicos se han desplomado y los hogares han retrocedido hasta la situación que sufrían en plena crisis económica. E incluso a niveles anteriores.
La caída del PIB en el segundo trimestre del año –del 22,1% en tasa interanual y del 18,5% respecto al primer trimestre– va a tener una repercusión muy negativa en las economías familiares en los meses venideros.
El consumo de los hogares, que representaba en torno al 55% del PIB, ha caído un 25,7%. Un desplome sin precedentes desde que hay datos estadísticos.
A precios corrientes, el gasto de las familias ha retrocedido 15 años. Ahora gastan 130.817 millones al trimestre, el nivel más bajo desde 2005.
Por su parte, la tasa de ahorro, que refleja la prevención de las familias ante una situación adversa, escaló al 11,2% de la renta disponible de los hogares en el primer trimestre. Un nivel no visto desde la segunda mitad de 2009 y que, muy probablemente, aumentará aún más en el segundo trimestre.
Todas las actividades relacionadas con el turismo y el transporte han caído a niveles nunca vistos. Lo que ya está afectando a los ingresos de los hogares que dependen económicamente de estos sectores y, por tanto, a su capacidad de gasto.
En el mercado laboral la ocupación se ha desplomado a tasas interanuales superiores al 6%, lo que no se veía desde 2009. En términos absolutos, la destrucción de más de un millón de trabajos en un trimestre (el segundo de 2020) no tiene precedentes. Tampoco el aumento del número de inactivos en un millón de personas, de los que la mayoría son potenciales parados que han sido clasificados como inactivos porque no han podido buscar trabajo durante el confinamiento.
El número de horas trabajadas ha caído un 28,4% y el empleo, en términos de puestos equivalentes a tiempo completo, se ha desplomado en más de 3,39 millones de personas en los 12 últimos meses. Un panorama poco halagüeño para las familias.
El comercio repunta
Algunos sectores, como el comercio o la industria, se empiezan a recuperar de la debacle sufrida durante el estado de alarma. Sobre todo el primero. Las ventas minoristas de junio apenas han bajado un 3,3% respecto al mismo mes de 2019. Una bajada que se puede considerar “normal” y que permite dibujar una gráfica de 'V' en su evolución de los últimos meses.
Un dibujo que sería deseable para el resto de sectores pero que, a la vista de cómo evolucionan los datos, no parece que se vaya a producir en casi ningún otro a corto plazo.
A medida que crecen los rebrotes de COVID-19 el horizonte se nubla más. Los expertos estimaban que los daños de la crisis sanitaria se iban a reparar en un par de años. Ahora empiezan a surgir dudas y muchos temen que la recuperación sea más lenta.
Las familias han tardado 10 años en recuperarse de la crisis económica. Esperemos que la factura de la crisis sanitaria sea mucho más corta.