La pandemia adelanta los empleos del futuro: robótica y drones toman la delantera

  • “El mundo de la robotización y de la automatización está cogiendo un ritmo brutal", asegura Isabel, una joven experta en robótica

Isabel y Nacho tienen un empleo de futuro ya en 2021. Eso es al menos lo que dicen los expertos que saben por dónde se mueve el mercado laboral. “El sector turístico igual que la construcción han tenido mucho tirón en España, pero no podemos ser un país que se dedique a poner cervezas y ladrillos”, asegura Ernesto Lluch. Según el director de Innovación y Medioambiente de Fundación Canal, “hay que profundizar en otras actividades, como la ambiental –pagamos por el petróleo pero tenemos mucho sol- o la digital, que te permite exportar a muchas partes del mundo”.

Lluch es además uno de los responsables del proyecto RESET, una iniciativa sin ánimo de lucro para facilitar el acceso a un empleo de futuro, para quienes estén en paro o quieran reciclarse. Hasta el 17 de junio la Fundación Canal de Isabel II, en colaboración con Human Age Institute, en lo que es una iniciativa de ManpowerGroup, presentan en Madrid ‘RESET. Empleos con futuro’ profesionales, orientadores laborales y expertos, comparten recomendaciones sobre esos empleos para los que se va a necesitar mucha mano de obra para todo aquel que busque una nueva oportunidad. En total se presentan “25 empleos de los sectores digital, verde, logística, industria, comercio y salud con gran proyección y demanda en la actualidad”.

El cambio estructural que va a dejar la pandemia en la economía va a hacer fundamental la formación de personas en paro y de capacitación en nuevas habilidades a los trabajadores. Es uno de los puntos que destacan los expertos de cara a la recuperación. La covid ha acelerado esa necesidad de formación y reorientación de los conocimientos de los empleados. Ciberseguridad, big data, robótica y drones son algunos de los empleos que serán muy demandados.Y ahí es donde están ya trabajando Isabel y Nacho.

Nacho Lázaro, ‘el Messi’ de los drones

¿Cómo arreglaría una avería en una torre fotovoltaica? ¿O si hay un fallo en una torre de alta tensión que provoca problemas de luz en su municipio? Hace años iba un técnico con sus prismáticos hasta el lugar, cortaba el suministro y se subía, con el riesgo que suponía. Ahora va Nacho Lázaro con su dron. “Ahorramos mucho tiempo y no arriesgamos vidas. En apenas tres días he podido mirar 100 torres”. Es el Messi de los drones, aunque él prefiere ser más modesto. “He tenido la suerte de ser de los primeros en este campo. Hay muchos pilotos de drones, pero especialistas como yo hay muy pocos. No me considero un visionario sino un intrépido”, explica este hombre de 42 años, con más de cinco años de experiencia y especialista en el mantenimiento de energías renovables.

“Yo soy como un inspector de calidad o como el que va a revisar las calderas. Yo sé dónde están los fallos en las torres”, reconoce este hombre que empezó en 2015 a estudiar varios cursos de Formación Profesional. “Antes había ido a la universidad, pero vi que no era lo mío”, reconoce este profesional al que desde pequeño le apasionaba todo lo que tenía que ver con la electrónica y que ha trabajado para en empresas como Ferrovial o Eiffage Energía.

“En esta profesión empiezas como piloto, pero necesitas especializarte y conocer todos los entresijos para no dar a grabar solo a una cámara. Sino que se trata de sacar el mejor material posible”, asegura. Por eso en su trabajo lo tiene que tener todo planificado, para ahorrar costes y sacar el máximo provecho al material que registra.

“Mi trabajo tiene tres fases: el prevuelo, donde analizo las condiciones en la que se va a desarrollar todo. El vuelo, ahí es cuando extraigo toda la información y el postvuelo, en el que analizas la información y buscas las soluciones”.

El problema de esta profesión –si hay que ponerle algún pero- es que Nacho siempre tiene que tener las maletas hechas. “La vida del piloto es nómada. Las torres están en la montaña. Hoy estás en Valladolid y mañana en Soria o Pontevedra. Esto no tiene una oficina fija”. Quizá por eso, porque busca parar un poco, acaba de poner en marcha su propia empresa con otros.

Isabel Sáez, una experta en la robótica industrial

“Siempre fui la única chica en clase en los cursos de FP y ahora en el trabajo también hay muy pocas mujeres”. Isabel Sáez se ha abierto camino en un mundo masculino: en la robótica. Donde antes había un trabajador trasladando materiales dentro de una fábrica, ahora hay una máquina que lo hace. Y detrás del equipo que gestiona esa robotización de los procesos industriales está Sáez, a sus 32 años. “Nuestra máquinas llevan la carga de un punto a otro de la fábrica”, resume esta joven.

El mundo de la robotización y de la automatización está cogiendo un ritmo brutal. Esto tiene mucho futuro. Quién nos iba a decir hace unos años que un aspirador puede funcionar solo, pues lo mismo en las empresas. Cuando me dicen ‘esto quita puestos de trabajo’, yo contesto que no. La gente se reubica. Nadie baja ya a lavar al río o quiere pasar el aspirador. El ser humano está para gestionar o arreglar máquinas”, asegura convencida esta mujer que lleva una década ASTI Mobile Robotics, una empresa con más de 35 años. El pasado mes de octubre la consejera delegada esta compañía fue galardonada con el ‘Premio Rei Jaume I al Emprendedor’ por “los logros obtenidos por su empresa en un sector innovador y puntero como es la robótica”.

Sáez cuenta que desde pequeña le llamó siempre la atención la electricidad y montar y desmontar máquinas. “Aunque no me imaginaba que acabaría trabajando en esto, pero el mundo de la industria me atraía mucho”, puntualiza.

A este mundo tienes que venir motivado, con ganas de cometerte el mundo porque la tecnología avanza continuamente. Y tienes que se tener ese sentimiento para ver cómo mejorar”.

Aunque reconoce que a sus amigos “les suena a chino lo que hago. Aunque cuando hay que programar algo en casa soy a la primera a la que llaman pidiendo auxilio”, cuenta con cierta ironía.

En esa evolución constante en la que está esta joven ahora busca la forma de exprimir más a esas máquinas con las que tiene que lidiar a diario. “Queremos mirar cuánto le podemos exigir a las baterías de las máquinas, queremos apretarlas más. A ver hasta dónde somos capaces de llegar. Y también aspiramos no solo a que trasladen las cosas de un lado a otro. No preguntamos, ¿y si además me lo puede pesar?”.

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