La tasa de ‘ni-nis’ alcanza el 19,9%, la tercera más alta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y es cuatro puntos superior a la de 2007. El organismo señala que la experiencia laboral de muchos jóvenes ha empeorado en la última década, apuntando que, aunque las mujeres siguen siendo el grupo con mayor riesgo de empleo precario, de bajos salarios y de desocupación, cada vez más jóvenes sin estudios superiores se están viendo afectados.
Incluso aquellos jóvenes altamente cualificados “enfrentan serias dificultades” para encontrar trabajos de calidad. Según datos de la OCDE, el riesgo de que un joven recibiese un salario bajo era del 44% en el año 2016, casi el doble del estimado una década atrás. Por el contrario, en España hay 668.400 jóvenes entre 16 y 29 años que estudian y trabajan a la vez, según los datos facilitados por el INE.
La EPA señala que el número de jóvenes desocupados menores de 25 años ha crecido en 5.900 personas en el primer trimestre del año, un 1,1% respecto al trimestre anterior, lo que sitúa la cifra total de jóvenes en situación de desempleo en 508.800 al finalizar marzo.
La tasa de paro juvenil se sitúa así en el 34,9% a cierre del primer trimestre, lo que supone 1,4 puntos menos que hace un año, cuando era del 36,3%. Según apunta Asempleo en su último informe, el fenómeno del paro juvenil tiene dos causas fundamentales: la enorme tasa de abandono educativo que sigue existiendo en nuestro país, sumada a la enorme dificultad que tienen los más jóvenes para encontrar su primer empleo.
Sólo uno de cada diez jóvenes menores de 25 años sin experiencia previa encontró trabajo durante el último trimestre de 2018. Por sectores, el comercio y la hostelería son las principales industrias que ofrecen oportunidades laborales para los jóvenes sin experiencia, ya que englobaron hasta el 46% de las contrataciones de menores de 25 en 2018. Además, de los pocos jóvenes que lograron obtener un contrato en 2018 a pesar de su falta de experiencia, el 90% de ellos fueron contratados de manera temporal.
Según establece este informe, la posibilidad de encontrar empleo está directamente relacionada con el nivel de estudios. Y es que el temprano abandono de los estudios dificulta el acceso laboral de los jóvenes, ya que los puestos de trabajo que no requieren cualificación específica están sujetos a una competencia mayor.
Así, la tasa de abandono escolar alcanzó casi un 18% en 2018, pese a las bajadas de los últimos años, siendo las comunidades autónomas del norte –Galicia, Cantabria, Navarra o País Vasco-las que presentan niveles más bajos, y por tanto acogen menor número de ‘ni-nis”. Sin embargo, en regiones como Andalucía, Canarias y Comunidad Valenciana, regiones más orientadas al sector turístico, las tasas de abandono escolar son mayores.