Nadia Calviño: la mujer que nos puede salvar del miedo a los hombres de negro
Nadia Calviño puede hacer historia si logra presidir el Eurogrupo
Su conocimiento de la realidad española puede ser vital para obtener un respiro de Europa
Nadia Calviño es uno de los miembros más respetados del Consejo de Ministros. De hecho, es junto a Escrivá la que frena la expansión de gasto que sus aliados en el Gobierno quieren a toda costa. Grandes ideas sociales con difícil sostén recaudatorio -ya se han frenado el impuesto a los ricos y la derogación de la reforma laboral- y que ellos con las cuentas en la mano siempre han matizado. Pasó con el ingreso mínimo vital, modelado por Escrivá y con la derogación de la reforma laboral, a la que la vicepresidenta se negó en redondo con la frase: "estamos aquí para solucionar problemas no para crearlos". Es Calviño miembro de ese núcleo duro de rigor presupuestario porque sabe que en Europa los préstamos, como ya ha advertido Borrell, no son gratis. Y aunque se cree que esta vez los hombres de negro no harán de las suyas como ocurrió en Grecia, la vigilancia va a ser exhaustiva.
Ahora que la vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño, podría ser la próxima presidenta del Eurogrupo, un puesto desde el que tendrá que administrar la disciplina europea en un momento complicado en el que se requiere flexiblidad para poder afrontar la recuperación tras la pandemia de COVID-19. Desde esa posición Calviño tendrá que liderar a los ministros de Economía y Finanzas de la zona del euro, pero representando asimismo los intereses de España, que está pendiente de fijar con Bruselas la senda de déficit público a medio plazo, después de que este año el objetivo se prevé que se dispare por encima del 10 % del PIB.
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Y ese elemento es clave para el futuro de nuestra economía, porque Calviño se sabe los números y es consciente de que un rigor extremo puede provocar de nuevo unos destrozos sociales para los que la sociedad española no está preparada después del golpe de 2008 y la crisis del coronavirus. Calviño es consciente de que el FMI presenta a España como la economía del mundo más sacudida por los efectos del coronavirus en 2020 y puede paliar las medidas que Bruselas quiera imponer a los países del Sur. Consciente de los efectos de estos puede ser un apoyo para el Sur, siempre damnificada por un norte que no sufre con el mismo rigor las crisis. Además, Calviño es consciente de que el impacto de esta crisis se ha cebado con dos sectores claves de la economía española como son el turismo y la hostelería, que ahora necesitan ayudas y un con tejido productivo basado en pequeñas pymes que no pueden resistir parones sostenibles en el tiempo. El sector terciario, parado como nunca, es toda una bomba de relojería para la economía española, donde la industria ha perdido peso.
Calviño, guardiana de la ortodoxia dentro del Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos, es respetada por sus colegas europeos y reconocida por su labor después de doce años de trabajo en la Comisión Europea donde los últimos cuatro (2014-2018) desempeñó el cargo de directora general de Presupuestos. Su credibilidad fue clave para que Pedro Sánchez la aupara a una vicepresidencia del Gobierno cuando la economía empezaba a desacelerarse y las políticas pactadas con Podemos despertaban recelos en algunos ámbitos económicos, aunque al final ha tenido que enfrentarse a una crisis económica inédita en la historia reciente del país.
Su departamento ha coordinado muchas de las medidas para frenar el impacto en la economía de las restricciones para contener la epidemia, como la línea de avales de 100.000 millones de euros del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para sostener la liquidez de las empresas ante la falta de actividad. En la anterior legislatura ya dejó claro que le parecía poco productivo deshacer la reforma laboral de 2012 y en la actual zanjó la reapertura del debate forzando el cambio del acuerdo parlamentario de PSOE y Podemos con EH Bildu que incluía la derogación íntegra de la reforma a cambio del respaldo al estado de alarma.
Calviño aclaró que no se iba a generar inseguridad jurídica en un momento en que el tejido productivo y el empleo del país están en riesgo por una crisis económica sin precedentes, e invitó a volver a la mesa de diálogo social al presidente de CEOE, Antonio Garamendi, después de que los empresarios reaccionaran con dureza al pacto con Bildu, firmado hace poco más un mes cuando el país iniciaba la desescalada.
Ahora podría formar parte de las instituciones europeas a las que España está pidiendo generosidad y recursos suficientes para salir de una crisis inesperada que ha afectado a toda Europa, aunque la economía española es una de las que saldrá peor parada. Hace un año ya se postuló a la dirección del Fondo Monetario Internacional (FMI), pero el Gobierno retiró su candidatura para favorecer un acuerdo europeo que permitiera presentar un candidato común.
Nacida en A Coruña en 1968, Calviño es licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y en Derecho por la UNED, y pertenece desde 1994 al Cuerpo de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado. Antes de dirigir el Presupuesto europeo, Calviño había sido directora general adjunta en materia de servicios financieros en la Dirección General de Mercado Interior y Servicios de la CE (2010-2014) y ocupado este mismo cargo en Fusiones y Defensa de la Competencia, en la Dirección General de Competencia del Ejecutivo comunitario (2006-2010).
Previamente había trabajado en España como funcionaria del Estado en diferentes ministerios, y antes de entrar en el sector público fue consultora para firmas de abogados y profesora asociada en la Universidad Complutense de Madrid.