La crisis en España trajo precariedad laboral para todos pero hay una generación de jóvenes en España, sobradamente preparados, que para muchos son la generación perdida. Son los llamados millennials, muy conscientes de su situación. La mayoría de ellos creen que tendrán una vida peor que la de sus padres. Según un informa de la Fundación Europea de Estudios Progresistas, el 60% de los encuestados –de todas las edades- es pesimista con respecto a las expectativas de los jóvenes de entre 18 y 37 años.
La también denominada Generación Y es pesimista con respecto a su futuro material (trabajo, política o vivienda) pero optimista si hablamos de derechos y libertades, según la citada encuesta.
La socióloga Cristina Cuenca considera que los jóvenes españoles, tras la crisis, se han convertido en el “eslabón más débil” del mercado laboral. Según el informe de FEPS, el 83% de los encuestados creen que el empleo juvenil es de mala calidad y el 77% señala la elevada tasa de paro. Cuenca reseña que muchos de los chavales son “descreídos” porque son plenamente conscientes de que solo les llaman para una sustitución o se hacen un máster para lograr un contrato en prácticas. Es la “generación que lo tiene más fastidiado”, insiste.
El 60% de los encuestados señala problemas para emanciparse por el elevado precio del alquiler. Raúl tiene 33 años y con un doble empleo como fisioterapeuta cobra 1.350 euros pero “lo de vivir solo es imposible”. Asegura que no encuentra nada por menos de 600 euros en el pueblo de Guadalajara en el que trabaja. Comparte piso en Madrid con dos personas más y se lamenta de que la casera le acaba de subir el alquiler 200 euros.
De quién es la culpa
Más del 90% de los encuestados culpabiliza a los distintos gobiernos de la situación de los millenials. Un 78% señala al contexto internacional y a las políticas de la UE.
La solución para los encuestados pasa por mejorar la calidad del empleo, una mejora en la educación y acabar con la desigualdad de género. Cuenca, como profesora universitaria, aconseja a los jóvenes a buscar una formación más adecuada y a que provoquen ellos mismos sus oportunidades, aunque admite que hace falta una “mejor orientación educativa”.