El miedo al timo o al robo al comprar por internet: consejos para estar seguro
El miedo a que te roben los datos de la tarjeta son reales
Solo la segunda semana de abril, Google bloqueó 18 millones de correos electrónicos diarios de malware y phishing
El coronavirus no ha frenado a los ciberdelincuentes. Al contrario, han encontrado un nuevo negocio con la pandemia. Bankia ya ha alertado de un incremento de los intentos de estafas electrónicas durante el estado de alarma a raíz del aumento del uso de Internet y varias entidades han denunciado haber sido víctimas de ataques de phishing. Hasta el FBI ha dado recomendaciones para evitar estafas.
Solo durante la segunda semana de abril, Google bloqueó 18 millones de correos electrónicos diarios de malware y phishing relacionados con el coronavirus. Pero el correo electrónico no es el único canal por el que los cibercriminales intentan estafarnos. La Oficina de Seguridad del Internauta (OSI) ha avisado que, desde el inicio de la crisis sanitaria provocada por la covid-19, “se están identificando muchas páginas web fraudulentas que intentan engañar a los usuarios con la venta principalmente de mascarillas, aunque también de otros productos y materiales sanitarios de interés para los ciudadanos”.
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Si acabamos comprando en un comercio online fraudulento, lo más probable es que nunca recibamos el producto o, en el caso de que nos llegue, que se trate uno distinto al que se especificaba en la página web (una falsificación o un producto con unas características diferentes a las anunciadas), alertan fuentes del comparador de productos financieros HelpMyCash.com. “Además, si caemos en las garras de un comercio electrónico falso, podrían robarnos los datos de nuestra tarjeta”, añaden. Pero existen algunos trucos que podemos aplicar para intentar no caer en las garras de los cibercriminales cuando compramos online.
1- Compra solo en comercios fiables
Los comercios electrónicos utilizan protocolos de transferencia de datos seguros para que la información personal que introduce el cliente (dirección, correo electrónico, número de teléfono, datos de su tarjeta, etc.) viaje cifrada y no pueda ser interpretada por un tercero. Si la URL de la web comienza por https y va precedida de un candado (en Google Chrome es de color gris y en Microsoft Edge, blanco), significará que la conexión es segura. También podemos comprobar que el certificado digital de la web no está caducado y que se ha emitido para el sitio en el que estamos navegando.
2- Usa medios de pago seguros
La mayoría de los comercios online presumen de admitir una amplia variedad de métodos de pago, pero algunos, cuando llega la hora de abonar la compra, solo admiten el pago con tarjeta o mediante transferencia y no ofrecen sistemas adicionales. Mala señal. El pago contrarrembolso es el más seguro, ya que el cliente abona la compra directamente al transportista cuando recibe el producto, pero no está disponible en todos los comercios y puede implicar un recargo. Las tarjetas prepago también son un método seguro, además de estar admitidas en la mayoría de los e-commerce. No están conectadas a una cuenta corriente o una línea de crédito y, en caso de robo, los cibercriminales solo pueden gastar el dinero que el cliente haya cargado previamente en ellas. Las plataformas de pago como PayPal, Apple Pay o Samsung Pay son otros de los medios más seguros, ya que no comparten los datos de la tarjeta del cliente con los vendedores. Además, PayPal ofrece un servicio de protección del comprador: si el cliente no recibe el producto o es distinto al original, la plataforma le reembolsa el importe de la compra.
3- Desconfía de las grandes ofertas
Los grandes descuentos suelen ser uno de los principales reclamos que usan los comercios online fraudulentos para captar la atención de sus víctima. Si una página web ofrece descuentos irresistibles y comercializa sus productos a precios muy por debajo de los de la competencia, probablemente se trate de un fraude.
4- Verifica los datos del comercio
Un comercio electrónico fiable publicará la razón social del titular de la web, su CIF o NIF y sus datos de contacto. Esta información la podremos encontrar en el aviso legal, que suele estar en la parte inferior de la web. Si no encontramos esta información, deberíamos desconfiar. Asimismo, si la web no dispone de ningún canal de atención al cliente o usa dominios gratuitos como Gmail, quizá nos encontremos ante un fraude.
5- Comprueba su política de privacidad
Los e-commerce seguros incorporan información acerca del tratamiento de los datos personales que recojan de sus clientes. Esta información la encontraremos en la política de privacidad o en los términos y condiciones de uso del servicio, a los que normalmente se puede acceder desde la parte inferior de la web. Además, cualquier comercio fiable hará referencia a su política de devoluciones (plazos, costes, etc.), algo que debemos comprobar antes de comprar.
6- Sospecha de un mal diseño
Un aspecto clave de cualquier comercio electrónico es su diseño. La OSI hace hincapié en que los clientes deberían “observar el aspecto visual del comercio” y añade que “una web mal construida y poco atractiva puede ser debido a que se ha hecho con prisas o tratando de copiar el estilo de una tienda oficial”, aclara el organismo en la guía Aprendiendo a identificar raudes online. Si la web no está completamente operativa, hay enlaces que no llevan a ninguna parte, pero funcionan los formularios de pago o, incluso, los textos están mal redactados, deberíamos desconfiar del comercio.
7- Revisa las opiniones de otros clientes
Antes de comprar, vale la pena revisar qué opinan el resto de los clientes sobre el comercio. Una simple búsqueda en Internet nos sacará de dudas. Si las opiniones son principalmente negativas y hacen referencia a estafas, deberían saltar todas las alarmas. No obstante, si no hay rastro del comercio en la Red, por ejemplo en foros o páginas de opiniones, también deberíamos sospechar.