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Dentro de 10 años el 40% de la población española tendrá 55 o más años. Unos niveles nunca observados hasta ahora. Y este invierno demográfico va a afectar en gran medida al mercado laboral, que ya viene sufriendo las consecuencias de este envejecimiento.
A finales de 2021, y por primera vez en la serie histórica, el número de ocupados de 55 y más años superó los cuatro millones de personas. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) el cuarto trimestre se cerró con 4.026.600 trabajadores de esa edad.
Pero peor que el dato es la tendencia. Hace apenas cinco años estos ocupados senior eran tres millones. Un millón menos que ahora.
En relación con el empleo total, los mayores de 55 años ya representan el 20% del total del mercado de trabajo español. A finales de 2008 eran menos del 12%.
Es decir, a uno de cada cinco trabajadores le quedan menos de 10 años para jubilarse. Un proceso que se va a acelerar en los próximos años, cuando empiecen a jubilarse en masa los conocidos como “babyboomers” (es decir, los nacidos entre 1958 y 1977). Y que, además, complicará los costes públicos en pensiones y sanidad cuando unas cohortes de ocupados más reducidas deban soportarlos.
En el caso de los funcionarios el envejecimiento laboral es aún más agresivo. Uno de cada cinco empleados de la administración estatal ya ha cumplido 60 años.
Por sectores, el envejecimiento del mercado laboral es patente en todos ellos. Por primera vez en la serie reciente de la EPA hay más de 210.000 ocupados senior en la Agricultura y más de 480.000 en la Industria.
En la Construcción el máximo se obtuvo en el tercer trimestre de 2021, con 252.000 trabajadores de 55 y más años, cifra que se moderó hasta 250.000 en el cuarto.
En el sector Servicios ya hay más de tres millones de empleados de esa edad. Son el doble que en 2008.
Si analizamos los datos de los trabajadores por su ocupación, se observan claras diferencias por edad en dos grupos: directivos y agricultores.
En el resto de ocupaciones los porcentajes son similares, salvo entre los técnicos y profesionales científicos e intelectuales. Según la EPA, el 17,6% de los trabajadores senior desempeña su trabajo en estos puestos, frente al 20,2% de los menores de 55 años.
Los datos de la EPA reflejan que las nuevas generaciones son más escasas, pero también que están más preparadas. Casi la mitad de los menores de 55 años (el 49%) ha acabado estudios superiores, frente al 38% de los mayores de esa edad.
Por el contrario, hay mayor proporción de trabajadores senior en los niveles educativos más básicos. El 31% sólo ha finalizado la primera etapa de educación secundaria, frente al 24% de los menores de 55 años. Y casi el 6% apenas ha acabado la educación primaria, lo que supone el doble que los de menor edad (3%).
Los ocupados senior, no obstante, pueden estar agradecidos de tener trabajo, ya que los que están fuera del mercado laboral tienen muy complicado acceder a él.
Más aún si se tiene en cuenta que conviven, y compiten, con la cifra de desempleo juvenil más elevada de la Unión Europea, como es la de nuestros menores de 25 años.
El estudio Índice Manpower Group Seniors señala que la revolución demográfica silenciosa de los últimos 40 años se hará tremendamente visible en esta década. Y prevé que el mercado laboral español tendrá 8,7 millones de personas en edad de trabajar mayores de 55 años en 2030.
Pero, ¿habrá mercado para ellos? Un informe de la Fundación Adecco señala que el 83% de los responsables de recursos humanos no contrataron a ningún mayor de 55 años en 2019.
Ante esta falta de oportunidades, los senior están apostando por el trabajo autónomo. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 45,5% de los trabajadores por cuenta propia a finales de 2021 tenía más de 50 años.
Raúl Grijalba, presidente de Manpower Group España, ha comentado que el mercado laboral español “vive una gran paradoja, también en el segmento de mayores de 45 y, específicamente, en el de 55 a 66 años: se crean posiciones y sigue habiendo un alto índice de desempleo, a la vez que faltan profesionales”.
El trabajo por cuenta propia es una solución parcial. Pero, como ha señalado Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, las empresas “deberán asumir importantes retos para adaptarse a la fuerza laboral emergente”.
Una fuerza laboral que ya peina canas y que sólo podrá sumar en el mercado laboral español si, según Mesonero, las empresas se convencen de que “recuperar el talento senior es una ventaja competitiva”.