Este viernes hemos conocido el índice de producción industrial de marzo de 2021, que ha crecido un 15,1% en tasa interanual, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. Se trata del segundo mayor aumento de la serie histórica, tras el registrado en abril de 1997.
En las próximas semanas, incluso meses, vienen buenos tiempos para muchos indicadores económicos, cuyas tasas interanuales van a registrar notables incrementos.
El motivo no es otro que el llamado ‘efecto escalón’ que van a sufrir muchos índices en su comparativa con los meses de confinamiento, en los que la economía española sufrió el mayor desplome de su historia.
En este sentido, las estadísticas referidas a marzo van a ser las primeras en reflejar este efecto, principalmente porque estaremos comparando un mes de marzo de 2021 (con restricciones puntuales en algunas regiones españolas), con marzo de 2020 (en el que, a partir de mediados de mes, prácticamente toda la economía se paralizó).
Algunos productores de datos, como ANFAC, han optado por comparar directamente los datos de ventas de coches de marzo y abril de 2021 con los de 2019.
Y lo hacen porque la comparativa con los mismos meses de 2020, cuando se matricularon unos pocos cientos de vehículos, arroja incrementos superiores al 1.700% que, según la propia asociación “no refleja la realidad actual”.
Otros quizás no lo hagan de forma tan directa, pero seguro que mencionan o publican también datos del año 2019, como está haciendo el INE en sus estadísticas turísticas.
Muchos expertos señalan que lo importante es analizar ahora las tasas más a corto plazo. Es decir, las mensuales o intertrimestrales. Aluden que en ellas se verá mejor cómo está evolucionando la economía.
Entre ellos el economista Manuel Hidalgo. “Cuando crucemos la frontera del 13 de marzo algunos indicadores van a volverse un poco locos en interanuales”, señala. Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics, es de la misma opinión.
Pero no hay que olvidar que los titulares de todos los medios de comunicación se llenaron durante el segundo trimestre del año pasado de fuertes caídas históricas de todo tipo de indicadores. Si entonces las referencias eran válidas, ¿no deberían serlo ahora también?
Se haga el análisis que se haga, lo cierto es que las tasas interanuales de muchos indicadores en los próximos meses van a ser espectacularmente elevadas.
Y, aunque varios de estos sectores se encuentren aún por debajo de su capacidad habitual, el Producto Interior Bruto (PIB) de España presentará en el segundo trimestre de 2021 tasas positivas de crecimiento interanual. Será la primera vez desde finales de 2019.
Lo que no parece tan claro es como van a evolucionar el mercado laboral, que se ha visto ayudado desde que comenzó la pandemia con una legislación paraguas que ha evitado un mayor deterioro.
Los Expedientes Temporales de Regulación de Empleo (ERTE) han contribuido a frenar una sangría laboral que, en otras circunstancias, habría situado la cifra de parados muy por encima de los actuales 3,6 millones.
Por este motivo, es complicado vislumbrar lo que va a pasar en los próximos meses. Si los ERTE desembocan en Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) el desempleo crecerá notablemente.
Si, por el contrario, los trabajadores en ERTE se reintegran a sus empresas, el mercado laboral no se verá tan afectado.
La población vacunada en verano es otro factor decisivo para el empleo. Si se alcanza un porcentaje importante, el mercado turístico se dinamizará y ello provocará un fuerte tirón del empleo.
Otro aspecto en duda es la natalidad. Nueve meses después del confinamiento se produjo en España un “baby-crash” sin precedentes. En diciembre de 2020 el número de nacimientos no superó los 25.000. Nunca antes había pasado. En enero y febrero de 2021 tampoco se rebasó esa cifra, según las estimaciones del INE.
Una época de bonanza económica, o al menos de menor deterioro, debería impulsar la natalidad. Pero la decisión de tener hijos no se toma de un día a otro. Y, una vez tomada, tarda casi un año en cristalizar.
Ojalá se generen a medio plazo unas condiciones económicas atractivas para fomentar la natalidad. Al menos a corto plazo, las tasas interanuales de la mayoría de indicadores económicos van a tener muy buena pinta.