En el día a día de una Kelly puede llegar una llamada de madrugada para ofrecer un trabajo horas después. "Te llaman hasta a las cinco de la mañana, es una situación tan agobiante como incierta", reconocen a Informativos Telecinco. Esa incertidumbre provoca una angustia difícil de medir. "Hay empresas externas que penalizan sin no contestamos al teléfono", reconoce Angeles Muñoz, una de las jefas de las Kellys.
Sí, hoy es un buen día para este grupo de mujeres que llegaron a pisar la Moncloa invitadas por Rajoy Moncloa Rajoy después de salir a la calle y mostrar en televisión su situación laboral. España entera se hizo Kelly. Las mutuas reconocerán a partir de ahora sus enfermedades.
Las Kellys han ganado la batalla de las enfermedades profesionales, comenta Muñoz. Han conseguido que las mutuas reconozcan enfermedades derivadas de repetir siempre los mismos movimientos que afectan al codo, el antebrazo, muñeca y mano. Seguirán luchando porque también se incluyan problemas en las dorso-lumbares, cervicales o hernias y entre otras. El Gobierno se ha comprometido a incluir estas enfermedades profesionales de forma inmediata en la seguridad social. Es un paso, un logro, pero queda mucho por recorrer y estas mujeres saben lo que es luchar. No cejarán.
Ángeles Muñoz, que como gobernanta en Madrid es la encargada de repartir el trabajo entre las Kellys, sabe lo que es ese día a día y esas llamadas. En teoría deben hacer una habitación cada 20 minutos pero, a veces, hay habitaciones que necesitan más tiempo y “vas como una moto” para llegar a todo. “Arañas tiempo de tu comida o de no ir al baño”, sentencia. Un sinvivir.
La media de trabajo de estas empleadas está entre 20 y 25 habitaciones en una jornada de ocho horas en el mejor de los casos. Muchas veces el sueldo bruto por habitación no llega a los dos euros. Muñoz explica que no les pagan por habitación terminada, sino que ellas hacen un cálculo mensual de su salario entre las habitaciones que han limpiado.
Quieren pertenecer a la plantilla del hotel
El gran caballo de batalla de las camareras de piso es no ser empleadas externas y pertenecer a la estructura empresarial. "Nos queda pendiente acabar con la externalización y las categorías profesionales”, comenta Muñoz, que explica que estas son medidas que ya se aplican en Baleares y Canarias. “Allí viven mucho más del turismo que en la península y las condiciones de las trabajadoras son algo mejor. Allí no se puede externalizar”, subraya.
Quieren tener los mismos derechos y protección que los demás trabajadores y eso implica tener “los mismos días de vacaciones o no ser despedidas si te coges una baja o pides los días libres que te corresponden”, señala Muñoz.
Ya en abril de 2018 cuando se reunieron con el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, le hicieron saber del problema de las categorías profesionales. Derivada de la externalización de estas empleadas, muchas son contratadas como limpiadoras o auxiliares de limpieza. “Si no figuras como camarera de piso no podrás cogerte una baja por enfermedad profesional”, advierten. Otra de sus históricas reivindicaciones –que también le hicieron llegar al Ejecutivo- es que la Seguridad Social las reconozca como Kellys.
Actualmente en España hay 200.000 camareras de piso en todo el país. En grandes ciudades como Madrid y Barcelona, el 70% de ellas están externalizadas. La batalla de las Kellys continúa.