Subir impuestos, ¿sí o no? El debate vuelve a plantearse incluso antes de cantar victoria frente a la pandemia. El incremento llegará, pero no este año. “Es inevitable hacer una reforma fiscal”, admitía el presidente del Gobierno en su primera entrevista en televisión tras el decreto de alarma de marzo. “Y hay que hacerlo con justicia fiscal”, añadía Pedro Sánchez.
El 80% de los españoles cree que el sistema fiscal no es justo porque no paga quien más tiene. El 90% cree que el fraude es un problema. Los datos son de la última vez que el CIS preguntó sobre este tema, a finales de 2019.
¿Por qué es inevitable subir los impuestos, según el Gobierno? Habría, en resumen, dos motivos:
Hay dos caminos (no excluyentes) para reconducir las finanzas públicas: impuestos y/o gasto público. Sánchez, de momento, solo se ha pronunciado más claramente sobre el primero. “Tendremos que aumentar la capacidad de ingresos públicos del Estado”.
Si España aplicara la misma presión fiscal que sus socios del euro, dispondría de 84.000 millones más de ingresos al año. Con ese dinero se pagan ocho meses de pensiones, por ejemplo.
Nuestro país ha estado sistemáticamente por debajo de la media europea respecto a ingresos fiscales. Lo más cerca que estuvo fue justo antes de pinchar la burbuja inmobiliaria (37% de recaudación respecto al PIB). Luego los ingresos se hundieron en 73.000 millones en dos años. La media sale a una caída de 100 millones durante 730 días. El boom del ladrillo también pinchó el boom de los ingresos ligados a esta actividad.
¿En qué recaudamos menos?
Sánchez habló este jueves de subir el impuesto a las “grandes corporaciones” pero no a las pequeñas y medias empresas (la gran mayoría). También se mostró partidario de “acelerar la imposición ecológica”. Pero el elefante en la habitación se llama IVA. Sobre esta cuestión el presidente insistió en la idea de “justicia fiscal”. Nada más.
El Banco de España, en su reciente informe anual, señala a estos tres impuestos como los culpables de las diferencias con Europa. Si se repartieran las ‘culpas’:
Nuestro país recauda sistemáticamente menos en todos los principales impuestos, con una sola excepción importante: las cotizaciones sociales. El porcentaje que pagan las empresas españolas por los trabajadores es superior al de sus homólogas europeas.
Si uno divide la tarta de impuestos en España, el mayor importe de ingresos viene de estas cotizaciones que pagan los empresarios, seguidas del IRPF y el IVA. Nuestro país depende más que la media europea de esas cotizaciones sociales. En otros países hay más equilibrio entre los principales tributos.
El Gobierno ya ha anunciado que quiere subir los impuestos a los tramos más altos del IRPF, los que declaran ingresos del trabajo superiores a los 130.000 euros al año. Son unos 121.000 contribuyentes.
También está en marcha la llamada Tasa Google y Tobin con la que se podría recaudar 1.800 millones de euros entre los dos al año.
El resto de decisiones está en el aire. Las empresas reiteraron en su cumbre organizada por la CEOE que no era el momento de subir los impuestos. “La subida se hará acompañando al crecimiento económico”, ha defendido Sánchez.
Desde la derecha se ha venido argumentando tradicionalmente que para conseguir crecimiento hay que bajar los impuestos. El sistema, sostienen, funciona justamente al revés. Se trata de una cuestión con una enorme carga política que hará muy difícil un acuerdo entres los dos grandes principales partidos, PSOE y PP.