El pesimismo se hace fuerte entre los consumidores. El Índice de Confianza del Consumidor que elabora el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) se desplomó once puntos en agosto, hasta los 86 puntos. Un dato que nos devuelve al segundo semestre de 2014. A la caída contribuyen tanto la valoración de la situación actual (que cae 10,1 puntos) pero, sobre todo descienden las expectativas (11,9 puntos).
El indicador del CIS considera que hay confianza cuando supera los 100 puntos y que la valoración es negativa cuando baja de esa cifra. En el mes de junio, superó los 100 puntos por primera vez en diez meses. La confianza no ha durado mucho porque en julio, el índice volvió a terreno negativo y en agosto profundizó la caída.
Se instala el pesimismo
Si abrimos el foco hasta hace un año la caída es aún mayor, de 16,4 puntos. La mirada al entorno económico actual de los consumidores no es halagüeña.
Lo que más desciende es la valoración general de la economía (15,4 puntos) y del mercado laboral (12,9 puntos). En cambio, la situación de los hogares cayó mucho menos, apenas 1,9 puntos.
En cuanto a las expectativas es el empleo lo que más preocupa: cae 17,9 puntos. La evolución futura de la economía desciende en 14,9 puntos. También se amortigua en los hogares con 3,8 puntos menos. Otros indicadores como las expectativas de compra bajan 5,2 puntos y las de ahorrar también se reducen en la misma línea (5,3 puntos). Bajan los temores respecto al aumento de los tipos de interés en 4,5 puntos.
El consumo es el soporte fundamenta de la economía española. En el segundo trimestre de 2019, la economía creció un 0,5% y el consumo un 0,3%, compensando la debilidad de las inversiones. Apuntalar la demanda es crucial en pleno recrudecimiento de la guerra comercial entre Estados Unidos y China y en un momento clave para economía con la amenaza de un Brexit sin acuerdo