Todo lo que el Foro de Davos puede aprender de las películas de Studio Ghibli
La plataforma de video online Netflix incluye en su catálogo toda la filmografía de este estudio de animación japonés
Al igual que la reunión de líderes mundiales que se celebra cada año en Suiza, en Studio Ghibli todo empezó también en esas montañas en la misma década de los años setenta… pero con una niña que se iba a vivir al monte con su abuelo gruñón, cuatro cabras y un San Bernardo. Dos cineastas japoneses de enorme sensibilidad y talento, Isao Takahata y Hayao Miyazaki, dirigieron la serie televisiva ‘Heidi’ y forjaron una amistad que les llevaría años más tarde a crear su propio estudio: Ghibli.
La gran mayoría de sus películas esconden lecciones y reflexiones que podrían aprovechar esos hombres y mujeres que mueven los hilos del mundo y que empezarán a desfilar por la montaña nevada a partir de este martes. La suerte les acompaña, porque el universo Ghibli aterrizará en Netflix el próximo mes de febrero.
MÁS
Podrían arrancar el viaje con ‘Nausicaä Del Valle del Viento’, una historia post-apocalíptica donde una naturaleza contaminada pone en peligro a la raza humana. Vamos, que se han cargado el planeta. A algunos de los que sobreviven todavía les quedan ganas de guerra y conquista. Frente a todo esto, la mejor heroína de todos los tiempos: la joven Nausiccä. Una chica fuerte, valiente, decidida, generosa, compasiva, que trata de salvar a su pueblo e incluso a esa naturaleza letal que se ha convertido en una amenaza para los hombres. Toda una lección de liderazgo y amor al medio ambiente verdadero, ahora que se ha puesto más de moda ser ‘verde’.
Llegan tarde también los líderes mundiales a la ola del empoderamiento de la mujer. En un mundo donde la mayor parte de las referencias son masculinas, el cine de Ghibli lleva años rompiendo moldes con protagonistas femeninas. “Muchas de mis películas tienen poderosas protagonistas que no lo piensan dos veces para pelear con todo su corazón por lo que creen”, ha contado Miyazaki. “Ellas necesitarán un amigo, o un secuaz, pero nunca un salvador. Una mujer es tan capaz como cualquier hombre de ser un héroe”. Tomen nota para futuros ascensos y promociones.
A los Google y demás no les vendría mal ver ‘Un Castillo en el cielo’, la historia de cómo dos niños tratan de evitar que la ciudad del conocimiento y la tecnología termine en manos del mayor de los villanos del mundo Ghibli. Una niña con un poder especial heredado de sus antepasado suelta lo siguiente: “Mi abuela decía que para poder usar el poder de los buenos conjuros hay que conocer también los malos, pero no utilizarlos jamás”. Pues eso, dedicada a los gigantes tecnológicos.
El conflicto que genera la industrialización en la naturaleza y el odio que podemos llevar dentro son algunos de los hilos que se cruzan en ‘La princesa Mononoke’, una de las más emblemáticas de estudio. La bondad, el cuidado de los mayores, el afán de superación, la generosidad y la ley del esfuerzo están maravillosamente retratados en títulos como ‘Ponyo en el acantilado’ o ´El viaje de Chihiro’. El mundo rural, la conexión con la tierra y la naturaleza, la vuelta a los sentimientos de la infancia es imposible que no aparezcan cuando uno ve ‘Mi vecino Totoro’. El absurdo de las guerras, en ‘El castillo ambulante’, con un protagonista inmaduro, inseguro y presumido, que utiliza sus poderes con fines egoístas. ¿Les recuerda a alguien?
En conclusión, una maravilla del cine. Un regalo para todos los sentidos con la música del ’John Williams japonés’, Joe Hisaishi. “El cine de Ghibli es preciosista, divertido, entretenido, nada condescendiente y profundamente comprometido con los valores de sus creadores”, explica Álvaro López Martín, autor entre otros, del libro ‘Mi vecino Miyazaki’. “En las historias casi nunca hay bueno y malos, al menos en el sentido tradicional. Todos los personas tienen sus razones lógicas para actuar como lo hacen, incluso los que lo hacen mal”.
Precisamente Miyazaki estudió economía y ciencias políticas (obligado, eso sí). Por formación no desentonaría en la reunión suiza. El problema sería convencerle para que fuera allí a hablar de medio ambiente, convivencia, respeto, compromiso, coraje... Misión imposible. Seguramente contestaría que todo lo que tiene que decir está ya en sus películas.
Por eso, Ghibli, a Davos que te vas.
(Y a Netflix también a partir el 1 de febrero).