Las circunstancias que hemos vivido en los últimos meses nos han dejado varias certezas. Una de ellas es que la digitalización es una realidad inevitable, a la que es preciso adaptarse para seguir evolucionando. Un proceso de transformación digital que se extiende a todo tipo de sectores, permitiéndoles gozar de incontables ventajas.
El cambiante contexto actual da forma a un horizonte decisivo para las empresas. Pero, ¿están verdaderamente listas para lo que está por venir? ¿Es posible saber el grado de preparación ante ciertos escenarios de futuro? ¿Cómo? La autoevaluación es el instrumento perfecto para saber si una compañía cuenta con los modelos, herramientas y procesos necesarios para afrontar los retos y desafíos que se aproximan. En este caso, una verdadera ola auspiciada por las nuevas tecnologías y su efecto dinamizador.
La empresa del futuro próximo debe de sustentarse en varios pilares fundamentales, sobre los cuales avanzar y dar pasos en la dirección adecuada: la innovación, la digitalización, el emprendimiento, la transformación cultural, la diversidad y la sostenibilidad. Solo mediante una apuesta decidida por todos ellos y la creencia firme de que son parte de su propio ADN podrá posicionarse con éxito en los escenarios que se avecinan.
En un mundo tecnológico como el actual, la digitalización está cada vez más presente en todos los ámbitos. Por lo que respecta al empresarial, ha pasado de ser un objetivo genérico a la única forma posible de entender el crecimiento y el avance en un entorno cada vez más diverso.
"En el futuro próximo, lo que no sea digital, no será". Es la idea que sostienen varios expertos. Parece claro, al menos, que lo digital se extenderá a una buena parte de la cadena de valor en el medio plazo. Y este punto de inflexión, acelerado por las circunstancias actuales hace inevitable una cierta reinvención, de calado variable. Mientras algunas están ya muy bien posicionadas en la materia, la transformación digital es un reto especialmente complicado para determinados sectores.
Pero digitalizar no debe ser un objetivo en sí mismo. La digitalización es precisa para que una empresa se adapte a un entorno en continuo movimiento, y pueda operar en él de la forma más eficiente. Para ello debe de tratarse de una implementación efectiva y útil, no una mera proclama superficial. Y, sobre todo, interiorizar que va más allá de la incorporación de tecnología: digitalizarse no es simplemente informatizar documentos, o introducir dispositivos electrónicos al modelo de negocio, es cuestión de mentalidad.
Sectores como el de los servicios financieros ven en la transformación digital una oportunidad, con beneficios para clientes y entidades. Un mundo en el que la proliferación de las fintech y la extensión de conceptos como el Open Banking (con fuerte inversión en España) abren la puerta a un escenario más ágil y seguro, muy competitivo pero en el que se apuntalan las alianzas. Desde la prestación de servicios y la oferta de productos hasta la gestión del tiempo, el dinero, el trabajo, los equipos y el talento: como saben en Ibercaja, la digitalización lo absorbe todo.
Pero, ¿cómo podemos conocer que efectivamente su implantación práctica es efectiva y útil? ¿Para qué nos digitalizamos? ¿Lo hacemos porque el contexto nos fuerza a ello? ¿O porque realmente sabemos de los beneficios que conlleva para los procesos y la estructura empresarial? ¿Es posible saber si realmente es un valor que vertebra el funcionamiento de nuestra empresa?
Lo cierto es que sí: podemos conocer de una forma clara cómo de preparada está nuestra empresa de cara a dichos retos, mediante la autoevaluación. Tests y cuestionarios, como la herramienta de diagnóstico empresarial que plantean desde Ibercaja, que valora y estima el grado de implantación de los mencionados pilares fundamentales en tu empresa.
Te invitamos a que reflexiones sobre ello. ¿Nunca has pensado lo útil de saber si efectivamente tu empresa apuesta por la innovación, si está comprometida en diversidad o sostenibilidad? ¿O si la digitalización se aplica de forma lógica y competente? Comienza por sopesar tus respuestas ante las siguientes cuestiones y contestar sinceramente.
Estas y otras muchas preguntas concretas forman parte de la herramienta de diagnóstico empresarial de Ibercaja. El cuestionario completo es un instrumento pensado para detectar en qué punto se encuentra tu compañía y cómo puede seguir avanzando. Seguir respondiendo te ayudará a encontrar fortalezas, debilidades y te aportará recomendaciones para continuar con la construcción de una empresa que mire hacia delante.
Prepara tu negocio para el futuro.