Si hace mucho tiempo que no te enfrentas a la tarea de buscar empleo es posible que no tengas el currículum actualizado. Puede que te hayan despedido después de muchos años en la empresa, o simplemente quieras cambiar de aires. Así que quizás se te haya ocurrido desempolvar tu viejo CV y adecentarlo un poco, pero la forma en la que solías postularte a las ofertas laborales de hace 10 o 20 años no tiene mucho que ver con la actual.

Volver al mercado laboral es todo un desafío y el currículum es un elemento esencial para dar el siguiente paso profesional. Eso no ha cambiado, sigue siendo tu carta de presentación personal y requiere una narrativa convincente que destaque tus habilidades y logros, pero también necesita ser claro y directo. Lo que antes se podía considerar importante hoy puede ser completamente irrelevante. Para captar la atención de los reclutadores es vital eliminar toda información obsoleta.

En ese sentido, el creador de contenido @mejoratuexitolaboral señala la importancia de omitir del CV de forma permanente ciertos elementos para adaptarse al lenguaje del mercado laboral. Mantener algunos datos y habilidades demasiado obvios puede llegar a jugar en nuestra contra dando una imagen de dejadez o poca profesionalidad.

La dirección completa del domicilio es un dato completamente prescindible a día de hoy. Es un detalle que no aporta ninguna información de valor. No te van a mandar una carta a casa como primer contacto. En su lugar, se recomienda escribir únicamente la ciudad de residencia, un dato con el que el empleador puede evaluar la proximidad geográfica del candidato sin invadir su privacidad. Sí puedes destacar tu correo electrónico de contacto o tu número de móvil.

Hace años se solían utilizar frases como 'buena presencia' para definirse a uno mismo. Hoy ese tipo de términos, además de ser muy vagos e imprecisos, están completamente obsoletos y no añaden información relevante sobre nuestras cualidades para el puesto. Ya se da por supuesto que todo el mundo puede mantener una imagen limpia. Lo que sí que hay que destacar son cualidades específicas y comprobables que demuestren aptitudes relevantes para el puesto al que se aspira.

Mencionar habilidades como el manejo de redes sociales, el uso de correos electrónicos o conocimiento de ofimática a nivel usuario te sitúa directamente en el Pleistoceno. Estas capacidades se consideran básicas e implícitas en cualquier perfil laboral. En cambio sí es relevante incluir conocimientos técnicos específicos, como el manejo de herramientas avanzadas, software especializado o certificaciones digitales que marcan una diferencia.

Un último dato para el que no hay consenso sobre su idoneidad es la inclusión o no de una foto en el currículum. No hay un criterio unánime al respecto. Algunos expertos consideran que no incluirla podría ser indicativo que el candidato oculta algo, pero a veces no se mete para evitar sesgos por edad, raza o aspecto físico y colocar el foco directamente en las habilidades. En caso de optar por incluirla se recomienza que sea una imagen en la que aparezca solo el aspirante al puesto, con un fondo neutro y un estilo y vestuario profesional.