Se avecinan ajustes económicos en los bolsillos de los autónomos con la llegada del nuevo año. El sistema de cotización de estos profesionales en España ha experimentado importantes cambios en los últimos años con el objetivo de hacerlo más equitativo y adaptado a los ingresos reales de los trabajadores por cuenta propia.
Sin embargo, nada será tan diferente como lo que experimentarán los autónomos en 2025. El sistema basado en tramos de ingresos consolidará su implementación, lo que implicará nuevas cuotas y reglas para millones de autónomos. El Gobierno, también aquí, recaudará de nuevo más.
Desde su introducción en 2023, el sistema de cotización por ingresos reales busca que los autónomos contribuyan de manera proporcional a sus ganancias. Este modelo establece diferentes tramos de ingresos, con cuotas que oscilan entre un mínimo y un máximo según las ganancias declaradas.
En 2025, el sistema alcanza su tercera fase, con ajustes progresivos que señalan una transición hacia cuotas definitivas. La base de esta reforma es la justicia contributiva: quienes más ganan, más aportan, y quienes tienen ingresos más bajos, disfrutan de una cuota reducida.
Según el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, las cuotas para 2025 oscilarán entre 200 euros para aquellos con ingresos más bajos y 598 euros para los que declaren ingresos superiores a 6.000 euros mensuales. Los tramos son los siguientes:
Este rango pretende que los autónomos con menos ingresos no tengan que enfrentarse a cuotas inasumibles, mientras que aquellos con mayores beneficios contribuyan en proporción a sus ingresos. No obstante, la rebaja en los autónomos que menos facturan apenas será de entre 25 y 100 euros al mes respecto al pago actual mensual.
Uno de los principales beneficios de este sistema basado en ingresos reales es que permite a los autónomos ajustar su cotización a lo largo del año. Esto significa que si los ingresos de un trimestre son inferiores a los esperados, pueden modificar su base de cotización para reducir su cuota mensual. Asimismo, si sus ingresos aumentan, pueden incrementar voluntariamente su aportación para mejorar sus prestaciones futuras.
Otra ventaja es que este modelo garantiza una mayor protección social para los autónomos, ya que la pensión de jubilación, la baja por incapacidad temporal y otras prestaciones están directamente vinculadas a la base de cotización. De este modo, aquellos que cotizan más también disfrutarán de mayores beneficios en el futuro.
A pesar de sus ventajas, el sistema también ha generado críticas y dudas entre los autónomos. Algunos sectores consideran que la gestión administrativa es compleja, especialmente para quienes tienen ingresos variables. Adicionalmente, se ha señalado que las cuotas para los tramos superiores podrían ser demasiado elevadas, lo que podría desincentivar el crecimiento de ciertos negocios.
Por otro lado, existe preocupación sobre cómo se determinarán los ingresos reales. La Agencia Tributaria y la Seguridad Social trabajan en conjunto para cruzar datos, pero este proceso ha despertado inquietudes sobre posibles errores o discrepancias en la información fiscal.
También, el sistema español busca alinearse con modelos europeos más equitativos, como los de Alemania o Francia, donde las cotizaciones también se basan en ingresos reales. Sin embargo, en otros países como Italia, los autónomos tienen opciones más amplias para elegir su base de cotización, lo que otorga mayor flexibilidad.
En 2025, el sistema de cotización por ingresos reales estará plenamente operativo, lo que marcará un antes y un después para los autónomos en España. Pero la duda es otra, ¿animará o desmotivara a los profesionales por cuenta propia el optar por ser autónomos.
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