El 36% del empleo existente en España se encontraría en riesgo elevado de ser automatizado ante el avance de la revolución digital y de la robotización. Los colectivos más afectados podrían ser los trabajadores con contrato temporal, los ocupados en agricultura, industria manufacturera, hostelería, comercio, actividades del hogar y administrativas. Se trata de las estimaciones realizadas por BBVA Research.
Así se desprende de los últimos informes realizados por el servicio de estudios de la entidad sobre el impacto de la revolución digital, que concluye que hay un 36% de puestos de trabajo en riesgo de ser automatizados, tras atribuir a cada ocupado de la Encuesta de población activa (EPA) una probabilidad de automatización de la ocupación que desempeña.
Con los últimos datos de la EPA, que reflejan una cifra de ocupados de 19,47 millones de personas, el número aproximado de puestos de trabajo bajo riesgo "elevado" de ser automatizado superaría los siete millones.
No obstante, el análisis elaborado por BBVA Research explica que la orientación productiva de España, con un mayor peso en el empleo de determinados servicios, podría estar reduciendo el porcentaje de ocupados vulnerables a la computarización.
Entre dichos servicios destacan las labores administrativas especializadas, la recepción en establecimientos hoteleros o los empleados domésticos. En línea con la evidencia para otros países, aprecia que la distribución del empleo en España atendiendo a su probabilidad de automatización se encuentra polarizada.
En un extremo se sitúan aquellas ocupaciones vinculadas con la dirección, la ingeniería, la enseñanza o la salud, menos expuestas al efecto sustitución, y en el otro las tareas más rutinarias, como las administrativas, las ventas o el sector primario, susceptibles de poder ser desarrolladas por máquinas.
Aunque el porcentaje de ocupados en riesgo en España es similar al de Finlandia (35%) y menor que el de Alemania (59%), BBVA Research señala que la evolución reciente del empleo "no deja lugar a la complacencia".
Respecto a la tipología de los trabajadores más susceptibles de verse afectados por el cambio tecnológico, el análisis sugiere que la probabilidad de computarización disminuye con el grado de responsabilidad, el nivel educativo, la disposición a participar en acciones formativas y la adopción de nuevas formas de trabajo, como el teletrabajo.
También es comparativamente reducida para los ocupados en educación, sanidad, servicios sociales, TIC, energía y actividades científico-técnicas, mientras que es comparativamente elevada entre los jóvenes, pero que apenas difiere por género.
De hecho, el estudio evidencia que las restantes características del trabajador, como el género, la edad, la antigüedad, el tipo de contrato y la situación laboral de procedencia, y de la empresa, como el tamaño, juegan un "papel secundario" para explicar el riesgo de automatización.
Eso sí, concluye que la probabilidad de automatización es mayor para los asalariados, sobre todo, aquéllos que tienen un contrato temporal o trabajan en el sector privado, los ocupados en la agricultura, la industria manufacturera, la hostelería, el comercio, las actividades del hogar y las administrativas, y los que buscan otro puesto de trabajo o habían estado desempleados con anterioridad.
Para atenuar las repercusiones negativas del progreso tecnológico sobre el empleo presente y futuro, BBVA Research insta a actuar en tres ámbitos: la educación, el mercado de trabajo y la redistribución. En concreto, aboga por invertir más y mejor en capital humano para que la población adquiera conocimientos, fundamentalmente en áreas STEM, y habilidades cognitivas y no cognitivas complementarios al progreso tecnológico.
También ve preciso impulsar reformas que tratan de eliminar las barreras a la inversión y al crecimiento empresarial y facilitar la creación de empleo, así como mejorar la eficacia y la eficiencia de las políticas del mercado de trabajo.
Dada la expansión de los modelos de negocio basados en plataformas y de las nuevas formas de contratación ve "aconsejable" reconsiderar la regulación laboral vigente, así como diseñar mecanismos que compensen a los damnificados por la revolución digital.