Uno de los conceptos que debemos conocer para comprender mejor las cifras del paro y su movimiento a lo largo de meses y años es el de desempleo cíclico. Se trata de una modalidad de desempleo que tiene sus particularidades y que se refiere, como su nombre indica, a un periodo de la economía que se convierte en causa de su existencia. Está generado, por tanto, por las fluctuaciones de la actividad económica de un país. ¿Qué es el desempleo cíclico y cómo funciona?
La definición de desempleo cíclico tiene que ver con cómo el empleo depende de los ciclos económicos que atravesamos a lo largo del tiempo. Así, en etapas de recesión o crisis, el desempleo cíclico aumenta, mientras que en fases de expansión se reduce, produciéndose una fluctuación con respecto a la tasa natural de empleo. Esta última sería la tasa de empleo ‘normal’ en una economía, sin que pueda ser reducida.
El desempleo cíclico aumenta, por tanto, cuando se produce una caída en la actividad económica de un país (tal es el caso de la crisis provocada por el coronavirus). Cuando las empresas venden menos o se invierte menos en ellas, es normal que caiga también la demanda de trabajo y que se produzcan despidos o se frenen las contrataciones. Generalmente, pasado un tiempo la situación se mueve hacia el lado opuesto: la recuperación económica lleva a un aumento del empleo que puede llegar a picos elevados en épocas de superproducción (por ejemplo, la España previa al estallido de la burbuja inmobiliaria).
Para evitar este tipo de desempleo, los Gobiernos pueden adoptar medidas reguladoras del mercado, como incentivar la actividad económica a través de instrumentos como mayor acceso a crédito para la creación de empresas, más subsidios o facilidades para la contratación, reducción de burocracia, atracción de inversores extranjeros...
También ayuda facilitar el acceso a liquidez por parte de los consumidores, así como facilitar la formación y capacitación de la población activa en paro a través de becas, subsidios, etc. De esta forma, los desempleados pueden mejorar sus posibilidades de encontrar un trabajo a futuro.
Por último, hay que distinguir entre desempleo cíclico y desempleo estacional. En el primer caso, el desempleo se relaciona con el ciclo económico y, por tanto, no es posible saber a ciencia cierta cuándo cambiará la tendencia hasta recuperarse el mismo nivel de empleo (o si éste se recuperará). Mientras, en el caso del desempleo estacional, éste va asociado a momentos concretos conocidos y estudiados, como los periodos posteriores a momentos como el verano, la Semana Santa, rebajas, Navidad... donde aumenta el empleo de forma estacional. Este segundo tipo de desempleo afecta a los trabajadores de temporada, y no está relacionado con el ciclo económico.