Comprender tu factura de gas es el primer paso para poder ahorrar en este concepto. Es la única manera de saber a ciencia cierta cuánto se te cobra por la energía consumida y bajo qué parámetros, para que puedas adaptar tu contrato a tus necesidades concretas, así como tu consumo diario. ¿Cómo leer una factura de gas? ¿Qué información relevante contiene la factura de gas?
La factura de gas suele hacerse notar especialmente con la llegada de los meses fríos y la necesidad de utilizar calefacción. Evidentemente, lo más importante es hacer un uso racional de la energía y tratar de mantener el calor lo máximo posible para no consumir en exceso, no solo por una cuestión económica, sino también medioambiental. Pero, más allá de eso, cada compañía proveedora marca sus propias condiciones y precios, por lo que debes saber qué información contiene tu factura de gas para poder leerla y extraer conclusiones.
Hay que tener en cuenta que cada empresa puede estructurar sus facturas de distinto modo, aunque sí hay cierta información que encontrarás siempre en tu factura, sea cual sea tu empresa suministradora de gas. Se trata de los datos del titular (incluyendo los datos bancarios) y el resumen de la factura (fecha, periodo de facturación, número de factura, número de contacto, fecha de cargo, importe total...)
Lo siguiente serían los datos de facturación, es decir, los gastos por kWh y euros de los consumos e impuestos, así como los descuentos que se apliquen, en caso de existir. Cuando desglosamos estos gastos podemos diferenciar entre gasto fijo (el importe que, sí o sí, te cobrará tu compañía, independientemente del gas que consumas), y el término de consumo (que variará, lógicamente, en función del consumo realizado).
En el caso del gasto fijo, esta cantidad dependerá del consumo de gas anual previsto por la instalación del domicilio. En el caso del consumo real, su cálculo se basará en la tarifa que hayamos negociado o aceptado pagar. Podremos comprobar nuestro consumo en el contador, reflejado en metros cúbicos. Será la propia empresa la que haga la conversión de esta unidad a kWh.
Luego vienen los impuestos, siendo el más común el Impuesto sobre Hidrocarburos, que viene determinado por el Ministerio de Industria y que se paga tomando como referencia los kWh consumidos. En cuanto al IVA, será del 21 por ciento y se aplicará sobre todos los conceptos anteriores. Otro gasto corresponde al alquiler de equipos (contador e ICP en régimen de alquiler con la compañía distribuidora).
Esta es la información básica que encontrarás en tu factura, pero es importante que conozcas también cómo funciona el mercado del gas. Gracias a la liberalización del mercado energético español en 2020, los consumidores cuentan con un amplio abanico de tarifas de gas con distintos precios, condiciones y descuentos. Eso sí, hay que recordar que sigue existiendo un mercado libre (en el que empresa y consumidor pactan el precio) y un mercado regulado (en el que es el Gobierno quien fija el precio).
Cuando nos movemos en el mercado regulado, un concepto clave es el de tarifa TUR de gas natural, que es una tarifa del mercado regulado del gas cuyos precios están fijados por el Gobierno. No todas las compañías la ofrecen, y no hay una fórmula cerrada para saber qué nos conviene más en cada caso. La tarifa TUR, concretamente, está pensada para proteger al pequeño consumidor, ya que está regulada por el Ministerio de Industria y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Está dirigida a clientes con un consumo menor de 50.000 kWh de gas natural al año y tiene dos tarifas de acceso distintas:
El precio de la tarifa TUR de gas natural es el mismo para todas las comercializadoras de referencia, y se actualiza cada tres meses en función del coste del gas natural en las subastas del mercado, publicándose en el BOE.
Por último, ten en cuenta que en tu factura normalmente podrás analizar tu consumo en los meses anteriores y establecer así comparativas. Ello te permitirá tomar decisiones al respecto.