Los primeros días de frío ya están aquí y, con ellos, las primeras dudas. ¿Ponemos o no ponemos la calefacción? Una cuestión importante porque el alto coste de la energía impacta negativamente en la economía de los hogares. Por esta razón, buscamos las mejores maneras de calentar los espacios de nuestras casas sin arruinarnos e, incluso, pudiendo ahorrar respecto a temporadas anteriores.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha evaluado los sistemas de calefacción en base a su consumo y ha destacado que el mejor sistema para lograr una buena temperatura a un precio moderado es la bomba de calor.
El ahorro de una bomba de calor viene dado por su eficiencia. Su capacidad para generar más energía de la que consume hacen que las bombas de calor gasten hasta un 50% menos de energía. Esto se debe a que no generan calor ni frío, simplemente transfieren el calor existente y lo devuelven al ambiente. Utilizar un sistema de calor por bomba de calor puede rabajar la factura anual hasta un 70%: 158 euros anuales de consumo energético, frente a los 778 de una caldera de gasóleo.
La bomba de calor, por tanto, es el mejor sistema de calefacción en coste-rendimiento, según la OCU. Además de la baja factura energética respecto a otros sistemas, su precio de compra e instalación es muy económico. Instalar una bomba de calor para una vivienda de 90 metros cuadrados tiene un coste de unos 2.640 euros, un gasto que, según los expertos de la OCU, puede amortizarse en menos de cinco años. Por su parte, otros sistemas, como los radiadores eléctricos, tardan casi 20 años en rentabilizarse.
La otra gran ventaja de la bomba de calor es que también puede refrigerar la casa en verano, aunque no ofrece una prestación tan cómoda como la del aire acondicionado.
Los expertos de OCU señalan que la segunda mejor alternativa en términos de rendimiento es la aerotermia. Aunque no es tan eficiente en calorías, la factura no superaría los 230 euros anuales.
Sin embargo, la instalación de este tipo de sistemas es caro: casi 10.000 euros, una cantidad alta que tarda unos 18 años en rentabilizarse. La principal alternativa en términos de rendimiento sería, según los expertos, la aerotermia, que si bien tiene un rendimiento menor, la factura no superaría de media los 229 euros al año, mientras que la instalación cuesta unos 9.700 euros, un precio de puesta a punto caro que tarda en rentabilizarse hasta 18 años.
Otras opciones que, según la OCU, pueden resultar económicas para este invierno son las estufas de pellets y la caldera de gas natural con condensación. Las estufas de pellets tienen un coste aproximado de 600 euros, mientras que la caldera de gas natural apenas supera los 300.