El circuito de Fórmula Uno de Valencia Fue la obra faraónica del gobierno de Francisco Camps. El aterrizaje de la más famosa competición de monoplazas en Valencia le ayudó a renovar, con una mayoría aplastante, la presidencia de la Comunidad. Fueron días de glamour, lujo y ostentación. La ambición del proyecto no tenía límites: según el plan, junto al circuito convivirían grandes parques, canales navegables, rascacielos y unas 3.000 viviendas nuevas. Pero el pinchazo de la burbuja inmobiliaria frenó el espejismo y evidenció el despilfarro. Del macropoyecto urbanístico ahora no queda ni rastro. Y sobre el asfalto donde los bólidos quemaban ruedas, se levantan ahora chabolas, se acumula la basura y aumenta la mendicidad en el lugar.