Una peste africana muy contagiosa cambió el mapa de los cerdos del mundo en 2018. Tal cual. China, el mayor productor y también consumidor de carne porcina del planeta tuvo que sacrificar un elevado porcentaje de su cabaña ganadera para contener la peste en su país. Una solución drástica que no le dejó otro remedio que tirar de compras en el exterior para compensar la caída de su producción.
En ese nuevo atlas porcino, España se convirtió en el principal proveedor de carne de cerdo de China. La carne de "peor calidad de animales maltratados" a la que hacía referencia el ministro Alberto Garzón en su polémica entrevista en The Guardian, tiene en la actualidad como destino principal el gigante asiático.
Desde 2019 nuestro país es el mayor exportador a China de carne de cerdo, superando incluso a Alemania con el 19% de la cuota del mercado.
Muchas empresas exportadoras españolas aprovecharon esta ventana de oportunidad y en tan solo dos años las ventas se multiplicaron por más de seis: de 456 millones a más de 3.000 millones en 2020.
Y semejante salto hizo que China pasara de representar el 22% de las ventas al exterior de cerdo a suponer el 67% del total. Es difícil encontrar en las exportaciones un comportamiento así de espectacular en tan poco tiempo. Tanto es así que en 2020 el sector porcino figuraba en el top ten de los principales sectores exportadores del país. Concretamente en el puesto número nueve.
Si la tendencia en el mercado exterior ha estado claramente marcada por el factor chino, en la producción nacional se han concentrado cada vez más las explotaciones. Hay menos granjas, hasta un 11% menos, y más cerdos, hasta un 50% más.
La evolución, además, ha puesto frente a frente a dos tipos de producción de porcino claramente contrapuestos: el de las granjas reducidas y el de las grandes explotaciones ganaderas. Desde que saltó la polémica, se ha calificado a estas últimas como 'macrogranjas'. Aunque no existe una definición oficial o número de cabezas de ganado a partir del cuál se considere que una explotación es una 'macrogranja'. El propio ministro de Agricultura, Luis Planas, ha negado la existencia de las mismas, basándose en esta premisa.
Pero, los registros apunta a que las granjas que albergan un mayor número de animales, independientemente del nombre que se les de, han aumentado. Las que no superan los 25 animales de cebo, ha caído, según los datos recogidos por Datadista, hasta un 50% desde 2007. Mientras que aquellas instalaciones con capacidad para albergar 6.000 cerdos de cebo entre 20 y 120 kilos de peso en una única explotación, han crecido un 49%.
La polémica sigue dando que hablar a los integrantes de todas las formaciones políticas y a los representantes de los ganaderos. Incluso dentro del propio gobierno de coalición el tema de las llamadas 'macrogranjas' tiene divididos a PSOE y Podemos.