El Banco España propone al Gobierno que destine 8.600 millones a crear la llamada ‘mochila austríaca’
Este mecanismo por un lado supondría un abaratamiento del despido, pero por otro lado la creación de una ‘mochila’ para cada trabajador con aportaciones de las empresas
El Banco considera que esta reforma estructural para reducir la dualidad del mercado laboral podría financiarse con fondos europeos
Solo un día. Uno de cada cinco de todos los contratos que se firmaron en nuestro último año ‘normal’ (2019), duraron eso: 24 horas. Un tercio del total, cinco días o menos. Hay algo particular y estructural en nuestro mercado que nos lleva a liderar los índices de temporalidad en Europa desde hace años.
Mientras el Gobierno se propone penalizar el abuso de contratación temporal y derogar los cambios del PP, el Banco de España (BdE) ha dado un paso al frente con otra idea muy concreta: que el Ejecutivo destine 8.600 millones de euros para crear la llamada ‘mochila austriaca’. Una de esas reformas estructurales de las que se lleva hablando años en los círculos académicos para reducir la dualidad entre fijos y temporales pero que ningún Gobierno se ha planteado aplicar.
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La pandemia y los fondos europeos suponen una oportunidad única para volver a intentarlo, según el BdE. “Esta es una reforma estructural que podría beneficiarse del uso de los fondos europeos”, argumenta la entidad en su Informe Anual de 2020. “Le hemos puesto cara y ojos a este posible sistema”, explicaba Óscar Arce, director general de Economía y Estadística del Banco de España.
Qué es la mochila austriaca
La idea de la ‘mochila austriaca’ no es nueva y se basa, principalmente, en la creación de un fondo individual para todos y cada uno de los trabajadores. ¿Quién lo paga? Las empresas son las que hacen las aportaciones. El BdE habla de seis días por año trabajado. Es decir, cada empleado genera esa cantidad que se acumula en su mochila y que se puede llevar si te despiden, si te cambias de trabajo o para cuando te jubiles: el dinero es tuyo.
¿Qué ocurre si te despiden? Tienes la indemnización correspondiente y además, lo que se haya acumulado en tu ‘mochila’.
Según la simulación y los supuestos del BdE, este sistema plantea dos fuertes reticencias de entrada:
- Supone revisar a la baja el coste del despido actual. El análisis del BdE plantea que reduzca a la mitad solo a partir de su entrada en vigor: de 12 a 6 días por año trabajado para los contratos temporales. De 20 a 10 días para los despidos objetivos y de 33 a 16,5 días para los improcedentes.
- Su puesta en marcha es muy cara para las empresas si se respeta la antigüedad acumulada. Porque digamos que mientras siguen pagando despidos caros tienen que contribuir a las mochilas de todos sus trabajadores (los despidan o no).
Respecto al primer problema, el BdE argumenta que la elevada desigualdad en el mercado laboral hace que cuestiones como a quién contratar o de quién prescindir “se basen más en el coste del despido que en criterios de eficiencia e idoneidad”. Este sistema contribuiría a reducir sustancialmente la dualidad entre fijos y temporales, aseguran.
En cuando la segunda cuestión, se plantea el uso de fondos europeos para esa fase de transición inicial que resulta un sobrecoste para las empresas. Los 8.600 millones que se ha calculado harían falta “es una cantidad importante pero asumible en el contexto de un programa como los fondos europeos Next Generation que aspiran a modernizar y reformar la economía española”, argumenta Arce. “Este sistema es caro ponerlo en marcha”. Y si había un momento para hacerlo, es ahora.
¿Caro? ¿Pero el despido no se abarata? Sí, pero si no varían los derechos adquiridos, las empresas pagan despidos a los trabajadores respetando su antigüedad y al mismo tiempo tienen que llenar la mochila a todos sus empleados a razón de seis días por año trabajado. Supondría un sobrecoste durante los primeros años hacer ambas cosas a la vez. Con los años se iría equilibrando: coste de despido y aportaciones a los fondos individuales de los trabajadores.
¿Cómo son los números?
El análisis del BdE analiza el coste de los despidos entre 2013 y 2016. Más o menos, en cada uno de estos años, las empresas destinaron 7.000 millones de euros a pagar indemnizaciones por despido. ¿Qué habría pasado si se hubiera puesto en marcha esta mochila austriaca? ¿Cuál habría sido el coste? El primer año, cerca de 10.000 millones, es decir: 3.000 millones más de coste para las empresas.
- Por este motivo se plantea un sistema mixto en el que el Gobierno ayude a sufragar la dotación de todos los planes individuales (la mochila) a los trabajadores (tanto a los que se ha despedido como a los que mantienen su empleo).
- Los fondos públicos apoyarían el sistema de manera decreciente durante cinco años. El coste rondaría esos 8.600 millones de los que se hablaba anteriormente.
- Una vez finalizada la transición entre el sistema actual y el de la mochila austriaca, el coste de despido para el conjunto de las empresas rondaría de nuevo los 7.000 millones anuales, según la simulación del BdE.
Estos números de la simulación se basan en un periodo de crecimiento económico (2013-2016). Es posible que en otro momento de la actividad las cifras de coste fueran diferentes, admiten en la entidad. También se propone complementar esta reforma con un sistema que penalice a las empresas que despiden mucho y premie a las que no lo hacen.
¿A quién beneficia y a quien perjudica?
Si en términos económicos el coste al final es parecido para las empresas, ¿qué cambia entonces con esta reforma? En realidad lo que ocurre es que esas indemnizaciones se redistribuyen de otra manera. “En toda redistribución hay ganadores y perdedores, pero hacerlo así tiene sentido porque proteges más a los más débiles”, explican los expertos. “Además, no hay incentivos para formar a los trabajadores temporales; la empresa sabe que serán los primeros en salir si se tuerce el negocio”.
“La situación actual es muy injusta si lo piensas”, insiste Arce. “Este sistema sería bueno per se, pero además generaría toda una serie de efectos dinámicos que mejorarían la eficiencia del mercado laboral”.
En teoría, podría facilitar más la movilidad entre empleos. Los defensores de esta idea explican que un trabajador ya no tendría tanto miedo de cambiar y perder su antigüedad acumulada porque tendría su ‘mochila’.
Por cierto que se le llama ‘mochila austriaca’ porque fue este país el que introdujo este sistema en 2003 tras negociarlo con los agentes sociales. La propuesta del BdE es más bien una simulación. Los parámetros en el modelo final pueden variar en función de lo que se acuerde.