El socialista Josep Borrell se ha mostrado este miércoles en Santander en contra de la reforma de la Constitución pactada por el Gobierno de España y el PP para limitar el déficit y ha reconocido estar "muy sorprendido" con el cambio de opinión del Ejecutivo nacional y su "defensa apresurada" de la medida.
"Hasta antes de ayer había oído en boca del presidente del Gobierno y del candidato socialista un rechazo bastante rotundo a esa medida", ha apuntado Borrell en una rueda de prensa ofrecida con motivo de su participación en el curso 'Europa y la gobernanza global' que se imparte en el marco de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
Borrell, exministro del PSOE y expresidente del Parlamento Europeo, ha afirmado que si actualmente fuera diputado "no votaría a favor" de la reforma constitucional porque, a su juicio, "no se puede votar una medida de esa naturaleza deprisa y corriendo".
Sobre el cambio de postura del Gobierno de España frente a este reforma, el socialista, actual presidente del Instituto Universitario Europeo de Florencia, ha señalado que "alguna razón tiene que haber" para que el Ejecutivo haya convertido todas sus declaraciones en contra de la reforma y las críticas al líder de la oposición, Mariano Rajoy, en una "defensa apresurada" de la medida.
"Como ha dicho en alguna ocasión Zapatero, yo creo que no estamos tan mal como para tener que recurrir a este tipo de tranquilizantes para los mercados", ha apuntado.
UN "SACRIFICIO" QUE NO COMPARTE.
Borrell ha explicado que "no es partidario de este tipo de cosas" porque cree que la Constitución "es un marco para la acción", que define objetivos y principios, y que, a su juicio, "no debería de dictar el uso de la política económica".
En su opinión, el déficit público "no es sólo un problema", sino también un "instrumento de la política económica". "En este momento tenemos un problema porque la crisis ha hecho que el déficit crezca, pero renunciar a un instrumento de la política económica, auto-prohibirnos utilizar un instrumento que en algún momento puede ser útil o incluso necesario es un sacrificio a una concepción ideológica del rol del Estado que yo no comparto", ha dicho.
Cuestionado por los periodistas, Borrell ha calificado la medida como un "sacrificio ritual a las exigencias de la señora Merkel" y ha advertido de que "reduce" el rol del Estado.
Además, se ha preguntado con qué instrumento va a hacer ahora frente el poder público "a las circunstancias cambiantes de la economía". "Ya hemos renunciado a la política monetaria y la hemos puesto en manos de un banco central independiente. Ahora, se nos exige que renunciemos a la política fiscal", ha censurado.
A su juicio, este tipo de "autolimitaciones no tienen sentido" desde el punto de vista del economista. "No lo comprendo", ha añadido Borrell, quien no cree que los mercados se vayan a tranquilizar por la reforma.
"Lo que les preocupa en estos momentos es el crecimiento económico. La tesis de que hemos de juramentarnos a no tener déficit porque así retornará la confianza y esto provocará que se vuelva a invertir y se vuelva a crecer es un cuento chino", ha aseverado.