El banco central de Alemania reconoce que el país puede entrar en recesión
El ministro de Finanzas de Alemania abre la puerta a un plan de estímulo de 50.000 millones de euros
El Bundesbank, el banco central de Alemania, ha asumido una cada vez mayor probabilidad de que la mayor economía europea entre en recesión técnica en el tercer trimestre de 2019, cuando la institución anticipa que el PIB podría sufrir una ligera contracción, que se sumaría a la caída del 0,1% registrada entre los meses de abril y junio.
"En general, el desempeño de la economía podría volver a declinar ligeramente", advierte el Bundesbank en su último boletín mensual, donde señala como principal factor responsable de la pérdida de actividad a la persistente recesión que atraviesa el sector industrial, ya que los datos más recientes "apuntan a una caída igualmente significativa en el trimestre actual".
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De confirmarse la contracción del PIB germano entre los meses de julio y septiembre, Alemania entraría en recesión técnica, cuando se encadenan dos trimestres consecutivos de caída de la actividad, por primera vez en seis años, después de que la economía de Alemania sufriera una contracción del 0,4% en el cuarto trimestre de 2012 y del 0,5% en los tres primeros meses de 2013.
En su análisis, la institución presidida por Jens Weidmann reconoce que el final de la recesión que atraviesan las fábricas alemanas "no se vislumbra aún", lo que podría llegar a afectar negativamente de manera gradual a la evolución de algunos segmentos del sector servicios.
Asimismo, el banco central de Alemania advierte de que el frenazo en el crecimiento de la 'locomotora europea' empieza a dejarse notar en el mercado laboral alemán. De este modo, apunta que el crecimiento del empleo observado durante la primavera "fue mucho más lento que en trimestres anteriores".
A pesar del pesimismo de su análisis más reciente sobre la economía de Alemania, el Bundesbank sostiene que desde la perspectiva actual el resultado sigue siendo abierto, señalando que este dependerá en buena medida de si hay una recuperación de las exportaciones, y, por lo tanto, de la industria, antes de que la economía doméstica se vea afectada en mayor grado.
La economía de Alemania, la mayor de Europa, registró entre abril y junio una contracción de la actividad del 0,1% en comparación con el primer trimestre de 2019, cuando el PIB germano creció un 0,4%, según confirmó la semana pasada la Oficina Federal de Estadística (Destatis), que atribuyó en parte esta caída a la evolución de la balanza comercial internacional, dado que las exportaciones registraron una mayor bajada trimestral que las importaciones, mientras que la demanda doméstica volvió a tener una contribución positiva, con un incremento del consumo de los hogares respecto del primer trimestre, así como del gasto público.
Un estímulo de 50.000 millones
La caída de la actividad en el segundo trimestre y el riesgo de recesión han hecho saltar las alarmas en el Gobierno de coalición liderado por Angela Merkel, que, según 'Der Spiegel', estaría estudiando la puesta en marcha de un plan de estímulos fiscales para reactivar el crecimiento aún a costa de engordar la deuda pública.
A este respecto, el ministro alemán de Finanzas, Olaf Scholz, reconoció ante la prensa este domingo que Berlín podría llegar a recurrir a un plan de estímulo semejante al desplegado durante la crisis de 2008/09, cuando inyectó 50.000 millones a la economía para dejar atrás la 'Gran Recesión'.
Scholz defendió la importancia de que los gobiernos se ajusten a sus presupuestos en vez de financiarse con deuda, aunque destacó que Alemania, con una ratio de deuda prevista del 58% del PIB para este año, frente al 61% de 2018, se hallaba por debajo del límite del 60% fijado por la Unión Europea, lo que deja cierto margen de maniobra al Ejecutivo.
"Si tenemos un nivel de deuda en relación al PIB por debajo del 60%, esta es la solidez que tenemos para contrarrestar una crisis con toda la fuerza", afirmó el ministro, según declaraciones recogidas por Reuters, añadiendo que la última crisis tuvo un coste de 50.000 millones para las arcas públicas alemanas.
"Tenemos que poder reunir esa cantidad y podemos reunirla", dijo Scholz. "El mayor problema es la incertidumbre, incluida la causada por la guerra comercial entre China y EEUU", añadió.